31 diciembre, 2005

Clarividencia (Parte 2)

“El fuego subía en oleadas anaranjadas y rojizas, cubriendo el aire de ceniza. Un olor a gasolina y a cuero quemado impregnaba el ambiente mientras el coche ardía. El interior se consumía rápidamente, desprendiendo un calor asfixiante. El aire quemaba. Le quemaba las fosas nasales y los pulmones, no podía respirar y, de repente, la explosión.”
Celeste se despertó sobresaltada y jadeante. Aspiró una bocanada de aire puro como si llevara un rato sin respirar y empezó a tranquilizarse. Otra vez el sueño.
Se levantó, aún aturdida y miró el reloj. Las 18.25. Había dormido muy mal esa noche y se había echado en la cama después de comer. No esperaba quedarse dormida tanto rato. Ya más despejada, se sentó ante el escritorio para ponerse a estudiar. Cuando ya llevaba un rato leyendo sus apuntes de clase, llenos de garabatos y tachones, sonó el teléfono. Era Sandra, que llamaba para avisarla de que habían quedado Ana y ella para salir el próximo sábado.
- ¿Vas a traer a David para que le conozcamos por fin?
- No puede, ha quedado con sus amigos. Otro día.
- Qué pena. Bueno, entonces nos vemos el sábado.
- Vale, adiós.
- Adiós.

El jaleo nervioso de los pasillos reflejaba la tensión de los exámenes desatada en los descansos entre apuntes y libros. La facultad bullía de actividad mientras Celeste se dirigía al despacho de su profesor de dialectología inglesa. Tras subir al quinto piso, comprobó en el directorio de la planta la ubicación del despacho del profesor y se dirigió hacia él por el pasillo correspondiente. Mientras avanzaba, vio a algunos alumnos que se agrupaban junto a las listas de notas expuestas en los tablones y comentaban su suerte y la de sus compañeros. Otros charlaban junto a la máquina de café.
Celeste iba leyendo los números de los despachos, intentando localizar el que estaba buscando. No le hizo falta seguir mirando cada puerta porque de repente vio salir al profesor de una puerta al final del pasillo. Se estaba despidiendo de Jorge, un compañero de clase. Celeste le miró sin disimulo desde la intimidad de la distancia que les separaba. Jorge, el chico por el que suspiraba la mayoría de las chicas de clase.
Era alto y delgado, de pelo moreno y brillante. Sus facciones marcadas pero a la vez delicadamente definidas le daban un cierto aire de chico rebelde. Su estilo de vestir era muy particular. Parecía descuidado y casual, pero Celeste estaba segura de que elegía cuidadosamente su vestuario. Pero lo que más la fascinaba eran sus ojos negros, capaces de cautivar a cualquier mujer que osara enfrentarse a ellos.
Celeste no era una excepción. Sin embargo, nunca había cruzado más de dos palabras con él. Estaba segura de que él ni siquiera sabía que existía.
Jorge se despidió del profesor y se dirigió hacia ella por el pasillo. Sus miradas se cruzaron por un momento.
- Hasta luego. –La saludó con un leve movimiento de cabeza
- A... Adiós.
Maldita sea. Ya había vuelto a quedarse petrificada. Por lo menos él sabía que iban a la misma clase. Sus pensamientos se disiparon cuando se encontró frente al profesor y sacó su trabajo de su carpeta de separadores.
La semana pasó lentamente para Celeste, entre clases y visitas a la biblioteca. Los exámenes estaban cerca y se pasaba el día estudiando. Parecía que el fin de semana no llegaría nunca. Pero llegó por fin y Celeste cerró la carpeta de sus apuntes. “Debo arreglarme para esta noche” pensó. Irían donde siempre, a la zona de pubs de moda en la ciudad. Ana conocía a mucha gente y siempre las dejaban entrar gratis donde quisieran. Tras una larga revisión del contenido de su armario se decidió por unos pantalones negros ajustados y una camiseta roja de tirantes con un generoso escote. Se miró en el espejo del baño y suspiró resignada. “Bueno, no estás mal del todo”, se dijo para convencerse. Después se maquilló y se recogió el pelo en un moño, dejando que un par de mechones le cayeran libremente sobre el rostro.
El sábado a las once de la noche la ciudad presentaba un aspecto totalmente diferente al que ofrecía durante el día. La noche era de los jóvenes. Grupos y grupos de jóvenes hablando distraídamente en los bares y yendo de aquí para allá con sus motos y sus coches de segunda mano. Cada uno expresándose a su manera, con su propio estilo y su manera de vestir y divertirse. Todos diferentes, pero a la vez todos buscando lo mismo: una liberación semanal de las obligaciones y rutinas impuestas por la sociedad, una aventura que le ponga chispa a una vida que juzgan demasiado aburrida y exigente.
Celeste se confundió con la multitud de jóvenes que llenaban la Plaza del Castillo, centro neurálgico de toda juerga nocturna, y se convirtió en una más. Se detuvo en la puerta del bar en el que había quedado con sus amigas y las buscó con la mirada. Al poco rato apareció Ana, vestida con uno de sus habituales minivestidos de fiesta, lo que provocó las miradas de admiración de todos los chicos que se encontraba a su paso. Celeste ya estaba acostumbrada al efecto que provocaba su amiga en los hombres, así que se acercó a saludarla.
- Menos mal que has llegado, me ha parecido ver a Paco, mi ex, y no me apetece nada que venga a darme la plasta. Mira ahí viene Sandra. Entremos, joder, que me estoy quedando helada.
Se metieron en el pub. Tomaron unas copas y Ana se puso a parlotear sobre su trabajo y sobre cómo Elvira le hacía la vida imposible.
- Pues hablando de la reina de Roma, por ahí viene –dijo Celeste.
- No me digas... –dijo Sandra.
- Hola chicas, ¿qué tal? –Saludó Elvira con una sonrisa sin duda ensayada- Celeste, cuánto tiempo sin verte. Me alegro de que te hayas decidido a salir, por fin. No te veía desde lo del chico ese... ¿cómo se llamaba?
- Eh...Luis.
- Ah, es verdad. Pues nada, deberías salir más, que si no te vas a quedar para vestir santos. Es broma. Bueno, me voy, que me están esperando. Nos vemos.
Las tres la miraron con odio mientras se alejaba para unirse a un grupo que estaba en la pista de baile. Celeste rememoró en un momento su ruptura con Luis. Se dio cuenta de que aún no lo había superado.
- ¿A qué habrá venido ese comentario? Es que tiene el don de la oportunidad, la muy guarra. –Comentó Ana. –Y tú ni caso, ¿eh? –le dijo a Celeste- ésta es nuestra noche y nada nos la va a arruinar. Vamos a bailar.

De "vacaciones"

Después del cabreo monumental del fin de contrato, y de un pequeño disgusto con lloriqueo incluido el día de Navidad (a veces las reuniones familiares tienen esas cosas), ahora disfruto de unas pequeñas "vacaciones" pagadas que terminan mañana. Aunque, como siempre, vacaciones para mí no es sinónimo de descanso. He ido dos veces a Castellón, no he parado en casa y he comido lentejas tres veces esta semana (ya sé que no tiene nada que ver, pero es que he acabado harta).
Por una parte, me apetece volver a hacer las cosas que hacía en los 4 meses de parón que disfruté este año, pero por otra empiezo a estar hasta el moño de no tener nada fijo o, al menos, que me dé una cierta seguridad. El jueves presenté una instancia para una oferta de empleo de traductora en la Universidad de Castellón. Son sólo tres meses y no sé si podría compaginarlo con lo que estoy haciendo ahora, pero por si las moscas hay que probar.
Esta noche es Nochevieja y, como tengo fama de bruja, por mis gustos esotéricos, me han pedido que busque un pequeño ritual para atraer la suerte en el año nuevo. No creo en esas cosas ni por asomo, pero si se trata de pasarlo bien haciendo chorraditas con velas y explotar nuestra vena pirómana quemando papelitos, ¡Se van a cagar con el paripé que les voy a montar! Pues buena soy yo para montar saraos. ¡Qué tiemble la bruja Lola con sus dos velas negras!

Los 2 lados de la cama

Comedia en estado puro. De nuevo Emilio Martínez Lázaro nos deleita con esta tronchante película que no cumple para nada el tópico de "segundas partes nunca fueron buenas". Sin atreverme a decir que supera a su predecesora, confieso que me reí tanto o más con esta continuación, donde se echa en falta a Paz Vega (no me gusta nada cómo actúa Verónica Sánchez).
Antes de meterme en la sala de cine, me preocupé en leer comentarios acerca de la peli en algunas revistas. En una de ellas, se anunciaba una escena que prometía superar a la pesadilla del ya clásico "niño melón", cosa que me negué a creer. También es cierto que el niño melón, siendo el símbolo de El otro lado de la cama, tenía que aparecer de alguna manera en el nuevo film. Pero creo que la última escena de esta secuela podría compararse en nivel de risas a la de la famosa cabeza de melón.
Adoro a Ernesto Alterio, me parto con él. En la primera parte ya destacaba, pero desde que le ví en El Método descubrí su enorme bis cómica. En esta se sale de la pantalla. Y la química con Willy Toledo es total. Sin ellos esta película no sería lo que es. Esas miraditas que se echan (improvisadas, según el director) demuestran que los dos actores se conocen desde que tenían 15 años.
Si en la primera parte eran los chicos los que mariposeaban y se negaban a comprometerse, en la segunda son las mujeres las que llevan la voz cantante. Y ya se sabe que nosotras siempre somos más retorcidas e imprevisibles que los hombres...
La escena en la que Alterio sentado en su mecedora se pregunta qué narices les pasa a las mujeres de hoy en día es una buena muestra de como la mujer está cambiando su papel en las relaciones y está asumiendo su sexualidad dejando a los hombres, en muchas ocasiones, desconcertados.
Excitante la escena del trío y patéticos los intentos del Alterio de pillar cacho con la escusa de "Es que estoy mal". Con el chantaje emocional el tío se pone morao.
En cuanto a las canciones y coreografías, me parecen un calco de la primera parte. El formato ya no es una novedad y las canciones no están tan integradas en la película, ni vienen tan al pelo como en la primera parte.
Lo mejor: la pareja Alterio-Toledo y la última escena de la película
Lo peor: Verónica Sánchez, en especial cuando canta
Resumen: hay que ir a verla pero ya

16 diciembre, 2005

A la calle de nuevo y los hijos a los 40

Esto no hay quien lo entienda. Después de un mes y medio de curro, con la lengua fuera porque somos cuatro gatos (bueno, gatas) y hay trabajo para parar un tren, llega diciembre y de regalo de Papá Noel me dicen que se acabó el contrato. Y hala, ¡A la calle! De verdad, me siento gilipollas perdida después de partirme el culo durante este tiempo.
El motivo es que no hay dinero. Ya, pero no acabo de ver que eso sea realmente cierto. Al principio había 12 intérpretes, luego éramos 8 porque desde Consellería no aumentaban la subvención de intérpretes y los sueldos subían. Bien, comprensible. Pero es que hace un año que subieron la subvención ajustándola a las subidas del IPC y somos 6, y para colmo a mí no me renuevan (por ser la última que ha llegado) y a las demás les reducen jornada. Ahora, eso sí, trabajo hay el mismo. ¿Cómo se come? ¿Dónde está ese dinero que se supone es de la subvención de intérpretes? Pues está claro que se invierte en otras actividades. Que sí, que son actividades que "en teoría" benefician a las personas sordas, pero no es justo que recorten por lo sano y luego nos exijan trabajar más horas que cascorro por amor al arte. Y cuando les va mal, a la calle y a aguantarse. Ah, y no protestes, que no te vuelven a llamar.
Estoy más quemada que la moto del hippy y a punto de mandar a la m.... a los sordos y a su federación. ¿Por qué no me hice economista, leche? Con lo fácil que tenía el meterme en el despacho de mi padre. No, yo borrica, a ponérmelo difícil.
Ahora sigo 7 horas a la semana interpretando en la universidad, pero claro, no me da pa comer. Así que a pedir otra vez el paro y a buscar. ¿Que a lo mejor me llaman dentro de dos meses otra vez y volveré a caer como una idiota?, pues sí. ¿Que me alegraré y todo de que me llamen? Pues también. Pero hoy por hoy estoy quemada, cabreada y no quiero ver a un sordo durante una temporada.
¡MIERDA DE MERCADO LABORAL! Y luego quieren que tengamos hijos. JAJA como me río.

05 diciembre, 2005

Nip Tuck again. The word is "Obsession"

¡La tercera temporada de Nip Tuck llega a la TV3 el 23 de abril de 2006! No es que me apasione verla en catalán, pero por lo menos podré entender los detalles que se me escaparon en la versión original. Por lo que he leído se rodará una cuarta temporada, que será la última. Snif, snif, pero ya no se puede exprimir más la historia, supongo. Espero que Christian y Julia acaben juntos, por Dios.

Nip Tuck again. The word is "Obsession"

No puedo evitarlo. Tengo que hablar de nuevo de Nip Tuck y su tercera temporada, que va ya por el capítulo 11 en Estados Unidos. Las únicas dos palabras que pueden describir mi relación actual con esta serie son "obsesión" y "adicción". Después de un pequeño periodo de descanso, he vuelto a retomar la temporada desde el capítulo 7 y juro que empiezo a preocuparme por mi salud mental.
No exagero. Cada vez que acaba de bajar un capítulo, robo tiempo de donde sea para verlo. Si no puedo, estoy todo el día pensando en ello hasta que por fin lo veo. Me da vergüenza reconocerlo, pero es una droga, sí. Eso es esta serie para mí. Y es que su trama conecta con mi lado más morboso, ese que todos tenemos y que se revela en los momentos más insospechados, a través de pensamientos inapropiados que nos empujan a acciones moralmente más que cuestionables. Afortunadamente, tal y como aprendí en un interesante documental el otro día en la primera, en la parte frontal de nuestro cerebro tenemos alojada la capacidad de controlar nuestra conducta e instintos primitivos, atendiendo a un conjunto de normas sociales y morales adquiridas desde niños.
Pero cuando todas esas conductas y algunas más que jamás se te habían pasado por la cabeza pasan ante tus ojos durante 45 minutos, no puedes dejar de mirar. Es como si alguien estuviera gritándote a la cara lo que tú no te atreves ni a susurrar.
Otro motivo por el que esta serie da en el clavo conmigo es que ahora justamente estoy escribiendo sobre la obsesión. Mi tercera historia intenta liberar esa tendencia mía a obsesionarme con las cosas y con las personas. Cuando algo o alguien llama mi atención me obsesiono de tal forma que yo misma me asusto de los pensamientos destructivos que llego a tener.
No, no soy una psicópata tipo atracción fatal. Me refiero a pensamientos destructivos para mí misma y distorsiones de la realidad, escapadas continuas al mundo de mis fantasías, etc. La obsesión por algo o alguien que no puedo tener es mi vicio favorito. Qué queréis que os diga. Otros fuman, beben, se drogan o se la destrozan viendo porno. Yo me dedico a obsesionarme por conseguir lo imposible. Direis que es masoquismo, pero acaso no lo es cualquier droga. Nip Tuck conecta con muchas de mis obsesiones y por eso me fascina.
Volviendo a la serie en sí, me he acostumbrado de tal forma a verla en V.O. que creo que no seré capaz de verla en castellano sin que me rechine algo. Además tiene la ventaja de que estoy aprendiendo muuucho vocabulario con connotaciones sexuales en inglés.
La aparente estabilidad emocional de Christian durante los primeros episodios ha resultado ser bastante frágil. Tras el episodio de la boda (del que no voy a revelar nada), se ha quedado tan jodido que se le va la olla más que antes. Este tío está muy mal, en serio, necesita un psiquiatra pero YA. Creo que ha llegado al sumun de lo que entraña el término "cabrón" en el capítulo 11, humillando a una mujer hasta un punto que parece demasiado hasta para él. La escena es: Chistian invita a su casa a una paciente muy fea que va a su consulta porque quiere ser bella. La lleva a su habitación y le muestra una bolsa de papel que hay sobre la cama. Cuando ella le pregunta qué es eso, él le contesta (literal): "If you want to have sex with me, you have to put the bag over your head so I can't see your face." Cerrad vuestras bocas, porque la tía se pone la puñetera bolsa. Dios, qué patetismo. Chistian está desquiciado por todo lo que le ha pasado. Su actuación está motivada por un odio hacia sí mismo que descarga con esta chica. Pero lo mejor viene cuando la tía vuelve a su consulta y mientras él le da la espalda, le suelta que ha descubierto que debe de ser masoquista, porque disfrutó con esa escena humillante. Luego le dice que sabe que él también disfrutó, porque es un sádico y la odia. Entonces le propone repetirlo y él, sin volverse, acepta. Cuando ella sale por la puerta podemos ver como a Christian Troy se le escapa una lágrima de puro sufrimiento.
Y luego tenemos al nuevo socio, el bisexual y ambiguo Quentin. Tras atreverse a tocarle el culo a Chistian en un momento "delicado", ahora va a por Julia, escandalizando y poniendo celosos a la parejita de doctores. Je, je, esto promete.
Lo de Matt es ya demasiado. Ahora se lía con una neonazi. Muy graciosa la escena en la que se encuentra con Quentin en casa de su madre a la hora del desayuno.
Mañana estrenan en EE.UU. el capítulo 12, y he leído por ahí que en el 15 revelan quién es "the carver", que ya no recuerdo cómo tradujeron al castellano. Supongo que por "el violador", porque la traducción literal no es muy estética ("el que utiliza el cuchillo de trinchar"). Who the hell is the carver? I can't wait to know.

30 noviembre, 2005

Clarividencia (Parte 1)

Celeste se frotó los ojos y se incorporó para encender la luz. Se volvió a tumbar en la cama. Otra vez el mismo sueño. Últimamente, soñaba muchísimo. La mayoría de las veces eran cosas ilógicas e inconexas, pero hacía tres noches que tenía un sueño recurrente. Fuego. Sólo veía llamas con un fondo negro. Eran llamas de un rojo intenso, como el de la sangre, y de ellas se desprendía un humo negruzco que se confundía con el fondo de la imagen. Sólo eso, fuego.
Ya llegaba tarde otra vez a la cita con sus amigas. Era sábado por la mañana. El centro de la ciudad estaba lleno ya a esas horas. Mujeres que venían del mercado con sus carros de la compra, parejas que paseaban bajo el tibio sol invernal, taxis, coches, autobuses y, sobre todo, ruido, mucho ruido. Cruzó un semáforo y vio a Ana encendiendo un cigarro en el mechero de un desconocido. Después, se lo agradeció con una de sus encantadoras sonrisas. Cuando el chico siguió su camino, pudo ver a Sandra con su abrigo de pana y sus pantalones vaqueros desgastados. Se aproximó a ellas.
- Eh, chicas.
- Por fin apareces. Llevamos media hora de plantón. -Se quejó Ana.
- Lo siento, se me han pegado las sábanas.
- A mí también me ha costado levantarme, ¿qué te crees? Ayer salí hasta las tantas. -Siguió Ana.
- Se volvió a encontrar con Paco. -Añadió Sandra con ese tonillo tan peculiar que incita al cotilleo.
- ¿El que la tenía pequeña?
- Ése. ¡Qué tío más pesado! No sé como hacerle entender que no quiero nada más con él... Pues lo que os decía: me fui al Roxy y conocí a un tío impresionante. Se llama Adam y es de Londres. Yo, claro, ni papa de inglés. Menos mal que él sabe un poco de español.
- ¿Y si seguimos hablando con un cafetito delante? Me estoy congelando. -Sugirió Sandra.
- Buena idea.
Ana hizo una pausa para darle un sorbo a su cortado y continuó alabando las virtudes de Adam. Sandra y Celeste intentaban seguir el ritmo nervioso de su conversación, llena de exclamaciones y exageraciones.
- Por cierto, tenéis que ver mi coche nuevo. ¡Es una pasada! He aparcado lejos, porque el centro está imposible. ¿Y vosotras qué contáis?
- No tanto -contestó Sandra-. Sigo con mi trabajo en la tienda de ropa. El mes que viene se me acaba el contrato y no sé si me renovarán. La verdad es que no me apasiona mucho trabajar allá en mi pueblo, pero menos da una piedra.
- ¿Por qué no buscas otra cosa aquí en la ciudad? No puedes pasarte la vida en tiendas rurales- sugirió Celeste.
- Pues sí, pero es que con mis estudios...
- Mírame a mí. No acabé el instituto y estoy ganando una pasta -dijo Ana.
- Yo no puedo ser modelo como tú.
- Pero hay otras muchas cosas. Sólo tienes que encontrar la que te vaya a ti. -Ana chasqueó la lengua- No quiero caras largas hoy, ¿eh? ¡Es sábado, por el amor de Dios! ¿Y tú qué? ¿Sigues teniendo sueños surrealistas? Si al menos fueran eróticos...
- Pues la verdad es que sí. Últimamente sueño con fuego. Llamas y llamas de fuego.
- ¿Sólo fuego? –se extrañó Sandra.
- Sí, mujer. Es el fuego de sus entrañas que lucha por salir y quemarlo todo –recitó Ana en tono burlón– ¿No dicen que los sueños son mensajes del inconsciente?
- Entonces el mensaje debe ser que estoy quemada. Gracias, ya lo sabía.
Las tres rieron al unísono, aunque las carcajadas de Ana se oían muy por encima que las de las demás.
- ¿Cómo llevas las clases? -Se interesó Sandra.
- Bien... Como siempre. Ya queda menos para acabar la carrera. Tengo muchas ganas de ponerme a trabajar. -Contestó Celeste.
- Pues no tengas tanta prisa, esto es un asco. -Aseguró Sandra.
- Mujer, tampoco es para tanto, -espetó Ana- . Si no fuera por gente como Elvira, trabajar no estaría tan mal.
- No me hables de esa zorra. Cada vez que la veo me tiene que soltar una de las suyas. -Dijo Sandra.
- ¿Qué ha pasado esta vez? -Preguntó Celeste.
- El otro día fui a recoger a Ana y me miró con esa cara de desprecio y de superioridad que pone...
- Es la única que tiene. -Interrumpió Ana.
- Y me dice la muy guarra: “¿Qué tal las Navidades? Por lo que veo el turrón ha hecho estragos. Deberías pensar en cuidarte un poco”. ¿Quién se cree que es ella? ¿Miss Universo?
- La verdad es que es guapísima y tiene un cuerpazo que te mueres. -Concedió Celeste.
- Pero no se puede ir por la vida mirando a todos los demás por encima del hombro y jugándoles malas pasadas. -Protestó Ana.
- Esa tía haría cualquier cosa por su imagen y su carrera. -Siguió Sandra.
- Venga, no se merece ni que hablemos de ella. -Dijo Celeste.
Se hizo el silencio durante unos instantes.
- Bueno -dijo Sandra-, tengo otra cosa que contaros... estoy saliendo con alguien.
- ¡Eh! ¿Por qué no lo has dicho antes? -Se quejó Ana-. Cuenta, ¿Quién es? ¿Le conozco?
- No le conocéis. Se llama David y es el hermano de una compañera de trabajo.
- Uh... qué morbo -exclamó Ana.
- Qué calladito te lo tenías. ¿Desde cuándo salís?
- Desde hace un mes. No os lo he dicho antes porque no sabía si la cosa iba en serio.
- Mira la mosquita muerta. –Siguió Ana–. Por fin sales con alguien. Ahora has de aprender el arte de utilizar a los hombres.
- ¡Calla ya Ana! No le des consejos. ¿No has oído que van en serio?
- Bueno, y... ¿qué tal es en la cama? -Insistió Ana.
Sandra se puso roja como un tomate.
- ¡Ah! No os habéis acostado todavía.
- No seas bestia, Ana. Es el primer chico con el que sale.
- Es monísimo. Tenéis que conocerle. A ver si quedamos la semana que viene y os lo presento.
- Eso -se animó Ana-. Hace tiempo que no nos montamos una juerga las tres.
- Vale, nos llamamos esta semana y lo arreglamos -dijo Celeste.
- Vamos a arrasar, chicas, ya lo veréis...
Tras un rato más de charla, Sandra y Celeste acompañaron a Ana hasta su coche, un deportivo verde metalizado. Su dueña se apoyó en él y acarició la carrocería con las yemas de los dedos.
- ¿A qué es el coche más bonito que habéis visto en vuestra vida?
- Es precioso -dijo Celeste- quién pudiera tener un coche así.
- Llama la atención, de eso no hay duda -replicó Sandra.
- Ya veréis como ruge, nos lo llevaremos a nuestra pequeña fiesta nocturna de la semana que viene. ¡Uh! ¡Va a ser genial! -dijo Ana metiéndose en el coche. Llamadme y decidme como quedamos. ¡Hasta la vista!
Sandra y Celeste la despidieron con la mano y caminaron juntas hacia sus respectivas paradas del autobús.
- Así que me has dejado como único miembro de club de las solteras.
Sandra rió tímidamente.
- Tú porque no quieres, que si no caerían a tus pies.
- Mi problema es que cuando un chico me interesa, no puedo estar a gusto en su presencia y mucho menos hablarle. Me siento estúpida y pienso que no le va a interesar nada de lo que le cuente.
- ¿Y te crees que para mí ha sido fácil? Lo mío era terror a los hombres. David me está ayudando a superarme en todo. Tú eres una persona mucho más abierta que yo, verás como superas lo de Luis y encuentras a tu media naranja.
- Quizás sea la semana que viene -bromeó Celeste.
- Nunca se sabe...

Nota: Si quieres seguir la historia, busca las demás partes publicadas hasta el momento en los archivos de diciembre, febrero y marzo.

Cansancius máximus

Ya no recordaba lo que es trabajar como una burra. Echar horas como una posesa, trabajar los fines de semana, estar de guardia cada dos por tres. ¡Bienvenida de nuevo! Me dijeron cuando entré por la puerta. Creo que estaban más contentas de mi llegada, no tanto porque se alegraban de verme, sino porque les iba a aliviar algo del agobio de trabajo que hay siempre por allí.
Y claro, aprovechando que vengo fresca como una rosa (ya recuperada de mi traspiés), se dedican a cargarme de trabajo para que otras descansen y se recuperen del strés. El problema es que voy de culo, de aquí para allá, de sordo en sordo y tiro porque me ha vuelto a tocar trabajar a mí hasta las 10 de la noche. Mi cuerpo, ya acostumbrado a los placeres de la bartola, se me rebela cuando intento levantarme después de 6 horas de sueño para otra jornada agotadora.
Cuando arrivo a casa no me apetece ni preparar un cappuchino de esos a la taza, con lo que mis cenas son bastante tristes. Lo único que anhela mi pompis es hundirse en el sofá y tragarse lo que echen, para despejar la mente de manos incansables que salpican signos, malos rollos en abogados y esperas interminables en médicos y hospitales. ¡Estoy saturada!
Lo más divertido es que sólo llevo tres semanas trabajando y aún quedan 8 meses para las vacaciones de verano. Paciencia y al sordo (perdón, al toro). ¡Y viva la explotación laboral que me da de comer y paga la hipoteca!

20 noviembre, 2005

El drama de Woody Allen

Como ya os comenté, el cine ha vuelto a ofrecer cositas interesantes y hago más viajes al kinépolis para empaparme de metraje, antes de que los estrenos navideños americanos nos invadan con sus papás Noeles rechonchos y sus infumables comedias. Y ayer me encontré con esta película de Woody Allen, aunque nadie diría que lleva su firma.
Lo primero que rechina es que NO es una comedia, sino un drama, aunque eso sí, con algunos toques de humor, como la secuencia en que el policía tiene una visión reveladora de los hechos. También se echa de menos aquel personaje neurótico y parlanchín eternamente presente en muchas pelis de Allen (no es que haya visto muchas, la verdad), y normalmente interpretado por él mismo. Desde luego, en esta ocasión no pegaba para nada, pero sí esperas encontrar al menos diálogos delirantes o situaciones cómicas que sin embargo se transforman en brochazos apenas visibles puestos al servicio del drama puro y duro.
Cuando ví el trailer me llamó la atención y no salí del cine decepcionada. El tema central de la película parece ser la infidelidad masculina, planteando el dilema de siempre entre amor rutinario o pasión. No obstante y con esta escusa, Allen nos adentra en las esferas de la clase alta inglesa, y explora el papel que juega la suerte en nuestras vidas. Por otra parte, el director nos muestra como el dinero y la posición social pueden rivalizar con el famoso refrán "tiran más dos tetas que dos carretas". ¿Quién ganará: la explosiva Scarlett Johansson o el afán de poder del protagonista? Para saberlo tendréis que verla.

19 noviembre, 2005

La coescucha, una sanación diferente

Hace ya algún tiempo que un grupo de 8 personas empezamos a reunirnos una vez al mes para hacer "coescucha". La idea surgió cuando una de estas personas leyó un libro del psicólogo Dean Ornish titulado "Amar y sobrevivir" (Love and Survival). El autor describía, entre otras cosas, un método de sanación psicológica que había puesto en práctica consigo mismo y con sus pacientes, y señalaba los excelentes resultados que había obtenido.
No se trata de una técnica dirigida a personas con problemas psicológicos graves, sino que está recomendada para todos en general y nadie en particular. Todos tenemos problemas y nos sentimos mal en algún momento. Diariamente, nos encontramos con situaciones adversas o que nos hieren, nos enfadan, nos hacen sentir culpables, etc. La coescucha tiene como objetivo liberar esas sensaciones y profundizar en su origen, que en la mayoría de ocasiones va mucho más allá de esa situación aparentemente sin importacia.
El método consiste en reunirse periódicamente un grupo de personas para hablar y escuchar, pero bajo unas normas determinadas. Cada persona expresará al grupo situaciones o estados de ánimo que le hayan afectado emocionalmente, tanto de forma positiva como negativa. Estas situaciones pueden ser recientes o pasajes de la infancia, conflictos fortuitos, etc. Mientras la persona se expresa, el resto del grupo escucha con la máxima atención sin intervenir. Cuando la persona termina, nadie comenta lo dicho, nadie aconseja, nadie juzga. Cada persona habla siempre de sí misma y sus sentimientos, nunca entra a juzgar a los demás (sean del grupo o no). Curiosamente, aunque estemos convencidos de lo que sentimos ante cierta situación, al no haberla expresado nunca (sólo le hemos dado vueltas en nuestro interior) no somos conscientes de todo lo que encierra, ni de cual es el origen de este sentimiento. Al comunicarla en voz alta, aclaramos muchas cosas y es muy común que se empiece hablando de algo tan nimio como un asiento en el autobús, y se termine relacionandolo con la relación con un familiar en nuestra infancia.
Hasta ahora se podría pensar que nos encontramos ante una terapia de grupo convencional, en la que los miembros se desahogan, se cuentan sus penas y se van a casa. Pero esto no es así. Cuando una persona expresa sus frustraciones más profundas, sentimientos dolorosos y emociones largamente reprimidas, se produce un fenómeno difícil de explicar para los que nunca han participado en algo semejante. El resto del grupo se siente conmovido y algo de lo que siente esa persona te resulta familiar, te sientes identificado en algunas cosas, o en muchas. A menudo creemos que somos los únicos capaces de sentirnos de determinada manera, pero en la coescucha te percatas de que todos reaccionamos de manera similar, todos nos sentimos vulnerables, culpables, poco queridos o enfadados en algún momento. Ante lo que expresa una persona nadie se siente indiferente. Si no te sientes identificado (lo cual te da pie a expresar por qué te sientes igual que ella), te sientes conmovido o reaccionas de alguna manera. Se crea una energía especial y cuando todos han dicho todo lo que querían decir, te sientes aliviado, liberado de una carga que a menudo llevabas a cuestas durante años. Te creías que era muy grave o pecaminosa, y al expresarla te das cuenta de que nadie se ha escandalizado ni te ha juzgado por ella.
No se puede expresar con palabras lo que sucede en estas reuniones. Podría poner ejemplos, pero otra de las normas es no comentar nada de lo dicho fuera del grupo. Ya no a desconocidos, sino que la misma gente del grupo no comenta nada al respecto una vez terminada la reunión. Es la única forma de evitar los comentarios, los consejos, juzgar a los demás (es tan fácil hacerlo). De esta manera, se va creando una gran confianza dentro del grupo.
Como he dicho, las personas que participamos no tenemos vidas catastróficas ni estamos de atar, sólo intentamos sentirnos mejor con nosotros mismos y entender más a los demás. Porque una de las consecuencias de asistir a estas reuniones es que empiezas a ver a la gente desde otra perspectiva más benigna. Si yo me siento así, los demás también tienen su forma de ver las cosas y de sentirlas. ¿Por qué tiene que ser mi forma más válida que la de los demás? ¿Quién soy yo para juzgarles? Reflexionad sobre estas preguntas, son muy interesantes.

10 noviembre, 2005

Matrioshki. El infierno de las muñecas rusas

El pasado lunes, como la mayor parte de los españolitos, me planté frente a la tele y sintonicé el antiguo canal + para ver la nueva televisión que empezaba a emitir: el canal cuatro. Ya tenemos otro botoncito que pulsar cuando hagamos zapping en los anuncios. ¡Bien!
Al parecer en este canal no emiten películas, sino únicamente series y programas de entretenimiento, además de las noticias. Estando convaleciente como estoy, me puse la tele de buena mañana y descubrí que emitían el primer capítulo de, tachán... ¡Melrose Place! Dios mío, cuánto tiempo. En su época era lo más. Y claro, en su época yo debía tener... 16? 17 años? No sé, lo único que recuerdo es que todos los personajes me parecían muy mayores e independientes. Es gracioso verlo diez años después, teniendo en cuenta lo que cambia tu perspectiva.
Pero este post quería dedicarlo a otra serie que descubrí el martes por la noche en este mismo canal. Se trata de Matrioshki, palabro al que han añadido la coletilla "viaje al infierno", porque si no probablemente no la vería ni Dios. Curioseando por internet he descubierto que el susodicho palabro significa "muñecas rusas", un juego de palabras muy apropiado para el argumento de la serie.
La verdad es que aluciné un poco de la crudeza que tiene, porque mientras la ves no puedes dejar de pensar que eso está ocurriendo realmente con cientos de mujeres en todo el mundo. De momento sólo han emitido dos capítulos (seguidos), y ya se me encoge el estómago. Pero como los seres humanos somos así, morbosos, pues a seguir angustiándose, venga.
La serie está ambientada en el mundillo de la trata de blancas. Parte de un grupo de chicas rusas que son captadas por una panda de mafiosos desalmados, con el fin de explotarlas sexualmente en clubs de alterne de la Europa "civilizada". Poco a poco, se van desgranando los entresijos de esas mafias: cómo engañan a las pobres chicas, muchas menores de edad y todas desesperadas por salir de la miseria, prometiéndoles un trabajo digno; lo sabandijas e indeseables que son los que llevan el negocio, que no tienen ningún tipo de escrúpulo y tratan a las chicas como mercancía y con un desprecio que te hierve la sangre (por lo menos a mí que soy mujer); cómo las chicas van desencantándose del "sueño europeo", etc.
Vamos, una de esas series que te deja inquieta, pero te alerta de las injusticias que se cometen todos los días a nuestro lado, sin que seamos conscientes de ello. Claro, que hay otros que no sólo son conscientes, sino que partician y las fomentan. Me refiero a los puteros, claro. Uf, dejo el tema que me estoy poniendo de mala leche. Eso, que no os la perdáis.

09 noviembre, 2005

De nuevo en la brecha

Aquí sigo con la pata en alto. Si al principio me machaqué la pierna sana dando saltitos mientras me cogía a los muebles, ahora tengo unas agujetas horribles en los brazos. Ya le estoy pillando el truco a las muletas, pero mis enclenques extremidades superiores tienen que hacer un sobreesfuerzo para aguantar todo el peso de mi cuerpo. No, si al final me voy a poner cachas y todo.
Hoy me han llamado del trabajo (sí, ése que aún no he podido empezar por mi querido tobillo), para ofrecerme más horas de contrato. Á las 7 horas a la semana que me propusieron le han añadido nada más y nada menos que 34. Como son dos contratos diferentes, con dos entidades independientes, voy a poder currar más de 40 horas semanales. De manera que parece que ahora he de recuperar el tiempo perdido en el paro.
Sé lo que se me viene encima, porque ya he estado antes trabajando a ese ritmo, y por eso mismo estoy un poco asustada. Trabajar sin horario, con guardias, viajes, alguna que otra responsabilidad. Al menos he estado un año de relax que me permitirá afrontarlo con fuerzas. Lo que más miedo me da es que mi tobillo no se recupere a tiempo. Se supone que este lunes tengo que estar sana y lustrosa como una manzana, y aún no he probado a apoyar el pie en el suelo. Mañana lo intentaré a ver qué pasa.
Por otra parte, me preocupa qué va a pasar con todas estas actividades que he ido cultivando en mi tiempo libre: la danza del vientre, mis intercambios en inglés, las horas en que ayudaba a mi padre en su despachito. ¡Ah!, ya me estoy estresando y aún no he empezado a currar.

07 noviembre, 2005

Frágiles y Oculto

Cuando empecé con el blog pensaba que escribiría mucho más sobre cine, puesto que me apasiona. Pero me he dado cuenta de que últimamente las películas que hay en cartelera no me llamaban nada la atención. Antes iba todas las semanas al cine y siempre había alguna cinta que me interesaba ver, independientemente de que luego me gustara, pero ahora sólo hay tres cosas en cartel: miedo, superhéroes y acción. ¿Dónde quedaron los dramas y los thrillers?
Frágiles fui a verla porque la anterior película de Jaume Balagueró (Darkness) me pareció escalofriante. Aunque ésta no está mal, no deja de ser otra peli más de terror con espíritu que acosa a los demás personajes. Me decepcionó un poco, la verdad. Quizás por eso he tardado tanto en escribir sobre ella.
Y este finde vi una película española (otra, sí, qué raro) llamada "Oculto". El argumento me picó, además el hecho de que esté protagonizada por Leonardo Sbaraglia le dio puntos también (je je). La película está entretenida y tiene los ingredientes necesarios para gustar (intriga, sexo, un toque sobrenatural, ...). Pero lo que me tocó la fibra es que la historia y el personaje de Bea (interpretado por Laia Marull), va en la línea de las historias que estoy escribiendo en estos últimos años. No quiero destripar nada, pero me sentí en ciertos aspectos identificada con ese personaje, sobre todo en lo que concierne a la fragilidad, la envidia, la timidez y esa forma de actuar tan sutil, consiguiendo lo que quiere a la chita callando.
En resumen me gustó, aunque no es un peliculón. Me alegré la vista con el Sbaraglia, al que no había visto desde "Intacto", y empecé a volver a tener ilusión de ir al cine. Porque esta vez me encontré con varias cositas que merece la pena ver. "El jardinero fiel", por ejemplo, promete y, aunque nunca me ha gustado especialmente Woody Allen, Match Point tiene buena pinta. O sea, que creo que voy a empezar a escribir más sobre cine.

Las desgracias nunca vienen solas

¡Y sigue la racha de mala suerte! La semana pasada parecía que la cosa mejoraba. Superé sin secuelas mi feroz constipado, puesto que normalmente me paso una semana más tosiendo. Y justo al día siguiente (miércoles) me ofrecen trabajar dos días interpretando en un Euroforum de la Universidad Politécnica. ¡Qué ilusión volver a currar! Me fui toda emocionada esperando encontrar a unos cuantos sordos ávidos de conocimiento, pendientes de mis manos para empaparse de lo que decía el conferenciante de turno. Creo que mi trabajo es uno de los más satisfactorios que existen. Ver como se ilumina la cara de una persona sorda cuando por fin accede a esa información que sin tu labor le estaría vetada te anima a seguir adelante, a pesar de lo duro que resulta a veces este mundillo.
Pero me estoy yendo por las ramas. Nada más acabar la conferencia me llaman de nuevo para trabajar en la Universidad de Valencia, interpretando las clases para varios alumnos sordos. La cosa sería para más tiempo. ¡Qué bien, al fin estoy de nuevo en la brecha! Pero se me ocurrió ir ayer domingo a hacer una pequeña escursión por el campo, con tan mala suerte que de la manera más tonta pisé mal una piedra y me torcí el tobillo. Parecía que no era nada, pero al volver en el coche empezó a doler y aquí me tenéis con mis muletas, un esguince de grado uno y el tobillo inmobilizado. Jamás en la vida me había hecho un esguince y tiene que pasarme justo ahora.
Por supuesto no he podido incorporarme al trabajo. Menos mal que han decidido contar conmigo de todas maneras y empezaré el próximo lunes, cuando se supone que estaré recuperada. Y vamos que si me voy a incorporar. Aunque tenga que ir arrastrándome yo voy a trabajar por la gloria de mi madre.
De manera que sigo en esta época de no levantar cabeza, descubriendo la verdad que se esconde detrás de ese refrán que dice que "las desgracias nunca vienen solas". Ale, me voy a practicar un poco con las muletas.

04 noviembre, 2005

Autoestima a tope

El libro que me estoy leyendo ahora se titula "De la autoestima a la estima del yo profundo", de un tal Jean Monbourquette. Detrás de esta frase tan rimbombante se esconde un libro que podríamos calificar de autoayuda, cuyo objetivo es explicar qué significa quererse a uno mismo. El autor nos propone diversas técnicas para reconocer en nosotros las actitudes que minan nuestra autoestima y las que pueden ayudar a potenciarla.
Lo que hace a este libro interesante frente a los otros miles de la misma temática, es que explora los lazos existentes entre la psicología y la espiritualidad. Partiendo de la estima por nosotros mismos, se nos propone dar un paso más y descubrir nuestra riqueza interior, lo que es genuino en nosotros, nuestra "parte de Dios".
Después del libro de Tarot, dejo el mundo de los cuentos de hadas y bajo un poquito a la tierra de los mortales para intentar insuflarme un poquito de autoestima, cosa que me hace falta en estos momentos.
Estoy empezando a leerlo. De momento poco más puedo decir sobre él. Si me gusta puede que incluya algún otro comentario más adelante. Y por supuesto, después de éste va Jung y Tarot. Estoy deseando cogerlo, pero aguanto la tentación porque no quiero intoxicarme con el tema.

La Pupila Azul (Parte 6 y última)

Pero no penséis que Celeste era una tirana, o que utilizaba su don para hacer el mal. No, el suyo era un juego inocente que no causaba daño a nadie. Cuando cambiaba las conductas lo hacía siempre para mejor, aunque algunas eran muy difíciles de cambiar y no podía mirar mucho tiempo a una persona, sin que alguien sospechara que pasaba algo raro. Más tarde, ya no necesitó mirar directamente, le bastaba con sentir la presencia de su objetivo. Su mente era como un gran ordenador, ella sólo tenía que pulsar las teclas.
Pero llegó el momento inevitable en que su poder se descontroló. Se le fue de las manos y casi no era dueña de sí misma. Parecía que la capacidad de su mente ya no tenía límites, y se sentía como poseída por una fuerza superior, que la dominaba. Era su mente. Se había convertido en víctima de su propio juego, y ahora era demasiado tarde para detenerlo, no podía parar. Cada noche, sin ella quererlo, leía las mentes de los dirigentes de los países, de los grandes científicos y escritores. Recogía toda la información, y la atraía con rapidez hasta su mente, donde quedaba grabada. Veía los datos a todas horas, pasaban más y más rápidos por su mente, noche tras noche. Era como si estuviera viendo una película interminable. A menudo, informaciones confidenciales pasaban, al trasladarse, por otras mentes, y quedaban registradas allí. Muchas veces, a causa de estos cruces de información, se producían guerras y enfrentamientos entre los países y los hombres. También se escribían algunos libros, cuyos autores decían haber tenido una revelación divina, o del “más allá”.
Esa noche, después de recopilar datos como de costumbre, sintió la necesidad de salir a respirar el aire fresco de la ciudad. Se sentía mal por lo que le estaba pasando, nunca debió haber llegado tan lejos, pero no lo había podido evitar. Algo en su interior la había empujado a utilizar su juego, a perfeccionarlo, pero...¿Qué?. Sentada en el banco, y con el bote de refresco en la mano, se preguntó, por primera vez en toda su vida, quién era ella. Absorta en estos pensamientos que parecían no tener respuesta, contempló de nuevo la noche. Algo había aparecido en el firmamento. De repente, una luz deslumbrante, de un color azul brillante, la cubrió por completo. Se elevó, enajenada, atravesando el haz de luz, que la transportó hacia la inmensa nave. Mientras subía, sintió un descanso y una paz que nunca antes había experimentado; luego, ya no sintió nada. Su mente se había detenido. La nave giró sobre sí misma, emitiendo un suave zumbido. Luego se alejó, dejando un rastro azulado.
En la oscuridad de la noche no quedó más que el cuerpo sin vida de una mujer, recostada en un banco de la plaza solitaria. Ya no había nada especial en ella. Los brazos caídos, las manos muy abiertas y sus ojos, antes con destellos de un azul brillante, estaban apagados, vacíos, muertos. El proyecto XZT 2953, creado para recoger muestras de la civilización terrestre, había sido todo un éxito.

31 octubre, 2005

La Pupila Azul (Parte 5)

Su poder iba aumentando. A los quince años fue capaz de dominar una mosca con su mente y hacer que volara hacia donde ella quisiera. Hacía tiempo que intentaba usar su habilidad con animales, pero siempre había sido en vano. Cada vez que fracasaba en su intento, se preguntaba el por qué, pero nunca hallaba una respuesta. Hasta que aquel día, en el comedor del orfanato, se le ocurrió preguntarse lo que pensaba esa mosca pequeñita, que no parecía tener otro propósito más que incordiar. La siguió pacientemente con la mirada e intentó comprender su comportamiento, su modo de vivir. La miraba fijamente, concentrada, y le pareció ver la habitación desde otra perspectiva, le pareció sentir el movimiento de las pequeñas alas. Era una sensación nueva y emocionante para ella, pero no dejó que la excitación la desconcentrase. La mosca se posó sobre la mesa y libó una diminuta gota de zumo de naranja, que había quedado allí después del agitado desayuno. Luego, se limpió finamente las patas delanteras, y alzó de nuevo el vuelo, en busca de más restos. Le quedaba poca vida, y ella lo sabía, así que debía alimentarse todo lo que pudiera y poner pronto sus huevos, para poder, finalmente, morir en paz. Celeste captó todo esto en una décima de segundo, justo cuando la mosca desaparecía de su vista. Pero eso no era problema. Sentía su presencia, así como la de otras muchas que tenía a su alrededor. Sin embargo, ahora las distinguía perfectamente. En ese momento, un destello azul brillante se reflejó en sus pupilas, y penetró fácilmente en la pequeña mente del insecto. Hizo que volara hasta su mesa, y se posara sobre un trozo de pan. “¡¡Plaf!!”, un diestro golpe de servilleta acabó con su experimento. Se quedó mirando a la mosca y sonrió, mientras oía la voz distante de sus compañeras de mesa: “Ni siquiera ha intentado escapar, debía estar atontada”. Sí, aún le faltaban reflejos, pero todo llegaría a su debido tiempo.
Su nueva experiencia le hizo dedicarse plenamente al estudio de los animales, y no practicaba con otra cosa. A la mosca siguieron todo tipo de insectos, luego los pájaros, los gatos, perros y demás especies. Podía modificar sus conductas a su antojo, y disfrutaba enormemente con su dominio. Era como si entrara en sus mentes a través de los ojos, y activara algún tipo de resortes, para hacer que el animal le obedeciera. Era fácil, sólo tenía que concentrarse.
Y no fue hasta los diecinueve años, cuando llegó a dominar la mente de un ser humano. Resultó bastante más complicado de lo que esperaba, pero en ningún momento lo consideró imposible. La mente humana poseía tal multitud de pensamientos, sensaciones, detalles y zonas desconocidas, que, al principio, se encontraba algo perdida dentro de ella, tratando de analizarlo y comprenderlo todo. En algunos animales ya había observado rasgos individuales, exclusivos de ese animal, pero el resto formaban parte del instinto de la especie. Esto hacía que, cuando Celeste conseguía adentrarse en la mente de un nuevo animal, ya era capaz de dominar a cualquiera de su misma especie. Pero en los humanos, la mayor parte de la mente estaba constituida por rasgos individuales, y tenía que analizar a cada persona por separado. A esta dificultad, se unía la de que los seres humanos poseían una especie de barrera protectora, que hacía más difícil el acceso a ellos. Había personas que tenían esta defensa mental bastante resistente, y otros a los que a penas les protegía. Pero Celeste consiguió evitarla con la práctica. Empezó con los niños, cuya mente aún no se había desarrollado por completo. Luego, siguió con los adultos. Después de dos años, su velocidad de comprensión había aumentado notablemente. Tardaba unos tres segundos y once décimas en dominar la mente de un ser humano. Era capaz de leer sus pensamientos, incluso de cambiarlos, mientras lo miraba a los ojos. Todos se quedaban quietos, parecían hipnotizados frente a aquellas pupilas de un azul brillante. No se daban cuenta de nada, no intentaban detenerla, todo era tan sencillo...

Los placeres de estar enferma

Últimamente no levanto cabeza. La semana pasada, después de recibir el mismo consejo de muchas personas, decidí acercarme a una academia de esas que preparan para las oposiciones. Dado mi estado de inactividad actual, me dije que no era mala idea explorar nuevas posibilidades laborales.
Allí me cogió por banda un comercial de esos que son capaces de venderte hasta a su madre. Con un parloteo contínuo trató de convencerme de que el mundo de las oposiciones estaba hecho para mí. Y como saben venderlo tan bien y se aprovechan de tu situación de crisis existencial (dícese "¿pa qué narices habré estudiado yo esto y habré enfocado mi carrera hacia un campo sin posibilidades laborales?"), estuve a punto de picar.
Suerte que decidí rechazar el boli y el documento de matrícula que me ponía en las narices y decidí pensármelo mejor. Después, en la intimidad de mi hogar, me fui desintoxicando de tanta palabrería y me di cuenta de que eso no es lo que realmente quiero. Si quisiera simplemente un trabajo con futuro habría empezado por estudiar ciencias y luego una ingeniería. Pero hace mucho tiempo que decidí dedicarme a algo que me llenara y me hiciera sentirme realizada. Y si para ello tengo que estar un año en el paro o trabajando temporalmente en otra cosa, lo haré. Lo que tengo muy claro es que no quiero estar toda mi vida en una oficina sentada haciendo algo que no tiene sentido para mí, aunque sea de funcionaria.
Y pasada mi crisis ocupacional ayer me levanto con cierto carraspeo que a lo largo del día se convierte en un trancazo impresionante. Menos mal que existe esa fantástica droga llamada Frenadol, que te deja medio catatónica, pero eso sí, sin dolor de cabeza y sin moquitos.
Lo que me gusta de estar enferma es la atención que te presta todo el mundo y que se caracteriza por esa carita de "pobrecita mía" acompañada de la típica frase "¿Cómo estás?". Y tú siempre contestas con voz apagada y algo aniñada que ya estás mejor, mientras tu madre te sermonea por teléfono con sus consejos de la botica de la abuela y te aconseja no salir de casa.
Todos te lanzan los besitos con la mano para no contagiarse y ¡te traen la comida a la cama! Por supuesto nada de cocinar o limpiar, no vayas a ponerte peor, para eso están los demás. Tu apetito se reduce ligeramente, con lo que con un poco de suerte, te quitas un par de quilos de encima, que recuperás multiplicados cuando te pongas bien, claro. Pero eso no importa. La vida es bella desde tu cama y tu sofá, simpre y cuando no falte la tele, el paracetamol y una buena compañía.

27 octubre, 2005

La Pupila Azul (Parte 4)

Fue a los trece años cuando finalmente la llevaron a un psiquiatra. Al final, su madre se había salido con la suya. Éste le hizo multitud de pruebas, y dijo que la niña no parecía tener ninguna enfermedad mental, pero que había algo extraño en ella y que quería observarla durante un tiempo. Él se mostraba cariñoso con ella, y le preguntaba por sus cosas, le proponía juegos intelectuales... Pero ella se negaba a contarle nada. Se limitaba a escuchar las preguntas, mirándole con ojos ausentes. Sin embargo, el doctor no se dio por vencido, ni tampoco hizo ver que le enfadara el comportamiento de la niña. Sí, hacía realmente bien su trabajo. Y así, poco a poco, al cabo de muchas sesiones a solas con el doctor, la niña fue abriéndose y empezó a confiar en él. Llegó a considerarlo su amigo, el único amigo humano que había tenido nunca. Era tan amable, tan comprensivo... que, un día, decidió mostrarle su capacidad de mover las cosas. Trasladó un vaso lentamente desde la mesa del doctor hasta su mano, y viceversa. El hombre abrió los ojos como si se le fueran a salir de las órbitas, y se levantó de su asiento, temblando. Balbuceó que volvía enseguida, y salió apresuradamente de la habitación. Su único amigo le había fallado, le tenía miedo. Poco después, ese hombre en el que ella llegó a confiar la separó de sus padres. Les dijo que su hija estaba loca y que era mejor que permaneciera en un psiquiátrico. Ella no quería irse, pero sus padres dijeron que era por su bien. Recordaba su despedida con un beso, a la puerta de la consulta del doctor. Y entre sus lágrimas, oyó la voz de su madre: “Pronto volverás a casa, cuando te pongas buena”. Esa fue la última vez que la vio.
No fue a un sanatorio donde la llevaron, porque lo que quería hacer el doctor era investigarla, experimentar con su poder. Aquello era un gran laboratorio lleno de animales extraños y seres que difícilmente se podrían clasificar como animales. Allí todos la trataban como si fuera un objeto exótico que acabaran de descubrir, y no dejaban de observar su comportamiento. La observaban, todo el mundo la observaba. Su madre, el doctor, los investigadores... ¿No podían entender que ella quería estar sola?
No tardó mucho en escaparse de aquel lugar. Abrió fácilmente las puertas de seguridad, los códigos de números no eran ningún secreto para ella. Y cuando al fin salió de allí, juró que no volvería a enseñar su juego a nadie. Nunca volvió a casa. Siempre había sospechado que sus padres no la querían, y ahora que la habían abandonado, se dijo que sus sospechas eran ciertas. La acogieron en un orfanato y cuando fue mayor de edad, subsistió trabajando de sirvienta en algunas casas de la alta aristocracia. Pero esto no importa demasiado.

El salto

Aquí os dejo un maravilloso poema de León Felipe (1884-1968), escrito en los últimos años de su vida. Muy apropiado para mi estado depresivo de hoy. Su título es "El salto":

Somos un caballo sin memoria.
Somos un caballo
que no se acuerda ya
de la última valla que ha saltado.

Venimos corriendo y corriendo
por una larga pista de siglos y obstáculos.
De vez en vez, la muerte...
¡El salto!

Y nadie sabe cuántas
veces hemos saltado
para llegar aquí, ni cuántas saltaremos todavía
para llegar a Dios que está sentado
al final de la carrera
esperándonos.

Lloramos y corremos,
caemos y giramos,
vamos de tumbo en tumba
dando brincos y vueltas entre pañales y sudarios.

24 octubre, 2005

La Pupila Azul (Parte 3)

Esa fue la razón de que saliera aquella tarde, meciendo a su muñeca mientras le murmuraba una melodía suave. Se detuvo de repente. Los chicos del barrio estaban frente a ella, mirándola. Uno de ellos dijo algo, no recordaba bien qué, y todos se pusieron a reír. Se estaban burlando de ella, como siempre. Le llamaban “la muda” o “la subnormal”. A esas bromas siguieron muchas otras, hasta que uno de ellos señaló la muñeca que ella tenía en los brazos. El más alto se acercó, y ella, adivinando sus intenciones, se aferró a su amiguita de trapo desesperadamente, mientras él intentaba arrebatársela. El forcejeo no le sirvió de nada, y el muchacho se hizo con el preciado juguete. Los chicos se alejaban pasándose la muñeca unos a otros, y ella les siguió, pidiéndoles que se la devolvieran, casi al borde de las lágrimas. Un coche se acercaba a gran velocidad, y uno de los muchachos arrojó la muñeca en medio de la carretera. La niña se dio cuenta de que, por mucho que corriera, no llegaría a tiempo. Así que paró en seco y se puso a llorar, mientras los chicos la zarandeaban. Era su amiga, su única amiga, y estaba a punto de ser destruida. El vehículo estaba a escasos metros de la muñeca cuando ella alargó sus bracitos y lanzó un grito desesperado: “¡Nooo!”, al mismo tiempo que un destello azul brillante se reflejó en sus pupilas. La muñeca se trasladó rápidamente a los brazos de la niña, como atraída por un imán poderoso, y los bromistas escaparon aterrorizados, diciendo que era un monstruo.
Le costó entender lo que había ocurrido realmente, y durante un tiempo no logró repetirlo. Pero al final averiguó que podía hacerlo de nuevo si pensaba en el incidente. Sólo tenía que volver a sentirse como se sintió en aquel momento, lo que le resultó algo difícil al principio. Después, ya no necesitó sentirlo, sólo recordar lo ocurrido. Y al cabo de un tiempo, consiguió hacerlo sólo con desear que su muñeca se moviera. Siempre con su querida muñeca. Pero si podía moverla a ella, por qué no lo demás. Se dio cuenta de que conocía la naturaleza de las cosas. Cuando las miraba sabía todo acerca de ellas, las comprendía y se identificaba con ellas. Por eso era capaz de dominarlas con su mente. Empezó con objetos pequeños, de poco peso. Pero observó que no le costaba más mover una cosa porque pesara más. La fuerza de la mente no tiene que ver nada con la del cuerpo, y eso ella lo aprendió enseguida.
Le gustaba mover los muebles de su casa, o simplemente, hacer que flotaran durante unos segundos. Claro que, no podía practicar muy a menudo, porque su madre estaba casi siempre en casa. Pero cuando salía o se iba a hacer las tareas domésticas, ella se dedicaba a perfeccionar su técnica. Ya ponía los objetos exactamente donde quería y controlaba la velocidad. El poder de su mente iba aumentando con la edad y la práctica.

Belly Dancing Queen

Parece que fue ayer cuando empecé la primera clase de la antiquísima danza oriental, más popularmente conocida como "danza del vientre", pero ya llevo 8 meses moviendo el "cucu". Al principio parecía imposible imitar los movimientos de la profesora. Este tipo de danza te exige mover músculos que no sabías ni que existían, principalmente de la espalda y las abdominales. La cadera realiza giros desconocidos y el cuerpo se ondula al ritmo de música árabe.
Cada vez que ves un nuevo paso piensas "imposible, yo no puedo hacer eso". Pero la práctica hace milagros y después de una hora retorciéndote delante del espejo y ordenándole a ese músculo que se mueva sin resultado, consigues localizar la parte de tu cerebro que gobierna ese maldita zona.
Lo más complicado, a mi entender, es separar el cuerpo en dos partes, delimitadas por la cintura, y moverlas por separado, sin que el resto acompañe. Y luego está Shimmi, ese movimiento en el que la bailarina bate la cadera arriba y abajo a una velocidad increíble pero, eso sí, sin mover el resto del cuerpo. En estos momentos me es imposible mantener ese paso más de 10 segundos. Al preguntarle todas a la profesora cómo es capaz de mantener vibrando la cadera indefinidamente contesta: "práctica. Haced esto cuando habléis por teléfono, cuando cocinéis, cuando veáis la tele..." Así que ahí me veis a mí por casa como una tonta moviendo el culo mientras plancho. Y la cosa no acaba cuando logras controlar el Shimmi en sí, porque luego tienes que hacerlo mientras avanzas o haces otros pasos de baile.
Es una disciplina difícil, pero vale la pena intentarlo por lo bonita que es. Creo que es muy recomendable para todas las mujeres, independientemente de su condición física. La danza oriental nos invita a descubrir y a expresar nuestra sensualidad y energía femenina, ayudándonos a mejorar nuestra autoestima y a mantenernos en forma de manera divertida y sin grandes esfuerzos aeróbicos. ¡Animaros chicas! Además, os aseguro que vuestros chicos no protestarán.

19 octubre, 2005

La Pupila Azul (Parte 2)

Se incorporó y miró a su alrededor, tenía sed. En una esquina de la plaza había una máquina de bebidas. Perfecto. No tenía dinero, pero eso no era problema. Sólo debía asegurarse de que no había nadie en la calle que pudiera verla. Sonriendo, alzó su mano derecha y se concentró. Se levantó una suave brisa que hizo que sus cabellos negros se balancearan en la oscuridad. Sus ojos parpadearon dos o tres veces violentamente, y un destello azul brillante se reflejó en sus pupilas durante un momento; luego, desapareció. “¡Plic!”, algo metálico había golpeado en su mano. Abrió el bote de refresco y bebió con ansia.
No lograba recordar cuando fue la primera vez que movió algo con la mente. Quizás tuviera cinco o seis años. Sin embargo recordaba perfectamente cómo ocurrió. No, no le gustaba pensar en ello. Aquel día... Sí, fue aquel día de otoño, al atardecer. Recordaba que el sol ya estaba desapareciendo en el horizonte de la pequeña ciudad, cuando ella salió a la calle; y que soplaba un viento desapacible, moviendo las hojas secas que se esparcían sobre la acera. Sus padres no se habían enterado de que se había ido, de lo contrario, no la hubieran dejado. La vigilaban casi constantemente, creyendo que ella no se daba cuenta. Pero le gustaba estar sola, y aprovechaba cualquier oportunidad para escaparse de su vista. Sus padres se habían distanciado de ella hacía tiempo. Quizás era porque no sabían tratarla. Ellos habrían querido tener una niña normal, con la que pudieran jugar a cosas estúpidas, y a la que pudieran contar cuentos increíbles sobre papá Noel y Caperucita Roja. Pero no había sido así. Celeste era una niña reservada y distante, y su madre dijo un día que quizás fuera autista. Había leído en una revista que los autistas solían ser muy inteligentes, pero distantes de la realidad. Desde entonces, si hablaba con ella, lo hacía repitiéndole las cosas muy despacio, como si ella no pudiera comprender de otra manera. La niña la miraba de manera inexpresiva, sin entender su extraño comportamiento. Su padre siempre estaba trabajando, y cuando llegaba a casa no tenía tiempo para ella. Siempre le daba un beso de buenas noches, y le acariciaba la cabeza como si se tratara de un animalillo indefenso. Una noche les oyó discutir. Su madre hablaba de llevarla a un “especialista”, mientras que su padre decía que aún era muy pequeña para eso, que ya cambiaría con la edad. La riña acabó de repente. Sus discusiones siempre terminaban igual, nunca solucionaban nada. Pero su madre no descartaba la enfermedad, y la observaba en todo momento, como esperando que hiciera algo propio de una demente, y ella misma se delatara. A veces no podía soportar su mirada inquisitiva, y al menor descuido desaparecía de su vista.

18 octubre, 2005

Dark Light, I'm killing loneliness with you

Ya llegó Dark Light, el nuevo trabajo de HIM (His Infernal Majesty). El disco tiene alguna canción un poco "moñas" y con una melodía menos oscura de lo habitual. Me estoy refiriendo, por ejemplo, a la que da nombre al disco, balada muy alejada de otras memorables del grupo. Sin embargo, el resto compensa con creces esa pincelada de color rosa.
La verdad es que Love Metal no me entusiasmó demasiado, quitando dos o tres canciones, pero afortunadamente Dark Light vuelve a tener parte de ese sabor original de la banda que me enganchó en un principio. Superarse es difícil y de momento, en mi opinión, sus mejores discos son Greatest Lovesongs vol 666, con ese pedazo de escándalo de baladón llamado When Love and Death Embrace y, por supuesto, Deep Shadows and Brilliant Hightlights.
De éste último disco cabe destacar Killing Loneliness y Behind the Crimson Door, aunque como suele ocurrir con todos los discos, cuanto más lo oigo, más me gusta.
Otro disco que me tiene ahora mismo enganchada y cantando en la ducha es el nuevo de Amaral. Sí, ya sé que acabo de decir que una canción de HIM era moñas, je je. Pero es que a mi Valo no le pega eso. Hablando en serio. Había oído los anteriores discos y no me entraban. Sólo algunos singles como Te necesito me habían llamado la atención. Pero éste es otra cosa. A falta de una palabra mejor, ¡Qué potito! es. No me canso de oir Días de Verano, con ese violincito final que te pone los pelos de punta. Sí, sí, lo reconozco. Soy una mujer y tengo mucho de "moñas".

17 octubre, 2005

La Pupila Azul (Parte 1)

Se sentó en el banco de la plaza solitaria y dejó caer la cabeza hacia atrás. Cerró los ojos para intentar relajarse, pero las imágenes seguían estando allí. Llenaban su cabeza y no le dejaban pensar con claridad. Se sentía como en una nebulosa, como en un sueño del que no podía despertar. Con los ojos aún cerrados, contempló el cielo nocturno con su mente. Contó las estrellas en unos pocos segundos, y descubrió que había una nueva. Debía haber aparecido hacía pocas noches, ya que no se había dado cuenta antes de su presencia. Buscó un nombre apropiado para aquel diminuto punto de luz. Sí, Celeste 49881 era perfecto para ella. Aunque había otras 49880 con ese nombre, nunca se cansaba de él. Además, era imposible poner un nombre distinto a cada estrella. Sonrió. Contar estrellas la tranquilizaba enormemente. Llevaba practicando este ejercicio desde que era muy niña. Todas las noches, antes de acostarse, se arrodillaba junto a la ventana de su habitación y contaba los miles, los millones, los millones de billones de estrellas que era capaz de abarcar con su mente. Era un juego divertido y estimulante, que la ayudaba a conciliar el sueño. Seguramente, pensaréis que éste no es un juego muy común entre los niños, y quizás tengáis razón. Pero es que Celeste nunca fue una niña común.
No es que fuera un bicho raro, sólo una niña diferente. Su madre supo que era especial desde el mismo momento de su nacimiento, una noche de invierno en la que cayó una preciosa lluvia de estrellas. En el colegio, se dieron cuenta enseguida de que era más inteligente de lo normal. No tenía amigos, ni siquiera entre niños de su misma capacidad intelectual. Prefería estar sola, con su querida muñeca de trapo, porque los otros niños eran aburridos y no sabían divertirse como ella. Sólo hablaba con su muñeca, era la única que la comprendía realmente. No podía jugar con ella, porque era una cosa, y las cosas no se mueven, ni piensan, y casi no sienten. Pero saben aceptar a los demás seres tal como son, y se entregan totalmente a su voluntad. Celeste aprendió, poco a poco, a comprender a las cosas. Aprendió que si las tratas bien, es decir, si las cuidas y las usas a menudo, son muy agradecidas. Puedes confiar en que estarán allí, preparadas, cuando las necesites. Pero si las dejas olvidadas en un rincón, puede pasar que, cuando vayas a buscarlas, no las veas, aunque estés seguro de que las dejaste allí. O se estropean, o se rompen, o cambian de dueño. Sí, Celeste empezó a comprender a las cosas, y sólo cuando llegas a comprender realmente algo, eres capaz de dominarlo...

(Si quieres seguir la historia encontrarás las otras partes en los "Archivos" de octubre y noviembre de 2005)

16 octubre, 2005

Historias de mi otro yo

Mi afición por la escritura se remonta a poco después de aprender a unir letras para formar palabras. De pequeña escribía los cuentos que me contaban en versión reducida y acompañados de dibujos muy graciosos y primitivos. A medida que pasaban los años, descubrí que la escritura me permitía expresar muchas cosas que era incapaz de expresar de otra manera. No sé por qué pero siempre me ha resultado más sencillo plasmar sensaciones y sentimientos sobre el papel que expresarlos verbalmente. Supongo que es algo que he heredado de mi abuelo materno. Después de mis primeros pinitos desastrosos en el mundo de los cuentos infantiles, en la adolescencia me decanté por la poesía. Mi gran timidez me impedía relacionarme con la mayoría de la gente que me rodeaba. Los versos y las páginas de mis diarios eran mi instrumento de comunicación, el lugar donde expresaba mis frustraciones y mis momentos felices.
Pero años más tarde algo en mí me impulsó a escribir otro tipo de cosas. Una historia oscura me bullía en la mente, y sentía unos deseos enormes de plasmarla por escrito. Lo que me desconcertó de La Pupila Azul fue que todo lo que había escrito hasta entonces trataba sobre mí misma, pero aquel personaje era radicalmente distinto. Tuvieron que pasar unos años y otra historia oscura, Clarividencia, para que me diera cuenta de lo que estaba pasando.
Ambos relatos hablaban sobre mí. Pero no sobre la parte bonita y agradable de mí, sino sobre la parte oscura. Porque aunque algunos se nieguen a aceptarlo, todos tenemos dos caras y hay ciertas partes de nosotros mismos que rechazamos, que escondemos y que a veces nos avergüenzan. Es lo que muchos autores denominan "la sombra" del ser humano. Leyendo aquellas historias reconocí ciertos aspectos de mi personalidad llevados al extremo. El primero trata sobre el afán de control y manipulación, mientras que el segundo se centra en uno de mis pecados capitales por excelencia: la envidia.
Actualmente estoy enfrascada en El Embrujo, otra de estas historias sobrenaturales. En esta ocasión el tema centrar es la obsesión amorosa. Poco a poco iré introduciendo estos relatos en el blog, aunque en pequeñas dosis, porque son un pelín largas para encasquetarlas en un sólo post.

15 octubre, 2005

Tercera Temporada de Nip Tuck


Por fin me ha bajado el primer capítulo de la tercera temporada de Nip Tuck. El único sitio donde echan la serie ahora mismo es en la Fox americana, pero gracias a las maravillas de las nuevas tecnologías la he podido ver en exclusiva en versión original. La verdad es que no estoy muy acostumbrada a ver pelis ni series en V.O. Me da mucha pereza esforzarme en enterder algo que se supone que tiene como propósito sentarse y que te den las cosas hechas. Porque la tele no te pide más que ver y escuchar, cosa que hacemos automáticamente. Pero ver algo en inglés requiere fruncir el ceño y buscar en el rinconcito del cerebro donde reside el entendimiento de otras lenguas. Uf, eso es mucho más cansado. Anyway, me planté delante de la tele durante 1h y media, que es lo que dura el primer capítulo y lo entendí casi todo (¡hurra!) Cuando hay interés... Y es que no podía esperar a que saliera la tercera temporada en España. Se quedó tan emocionante. Además, había visto el preview (Echad un ojo al link Season 3 Preview) y me picó demasiado.
Aprovechando mi momento "kit kat" laboral (me gusta llamarlo así), he decidido recuperar mi inglés. Aunque cuando trabajé en la Federación de Sordos de vez en cuando caía en mis manos algún que otro texto para traducir, me tocaba hacer alguna llamada a socios de proyectos europeos, e incluso interpretar inglés-Lengua de Signos en conferencias, me sentía muy insegura porque hablaba inglés muy de vez en cuando. Así que hará unas dos semanas puse un anuncio en internet ofreciendo conversación en español a cambio de conversación en inglés con nativos. La semana pasada empecé a quedar con una chica inglesa que necesita mejorar su español y esta semana he conocido a otra. De manera que practicaré inglés dos veces a la semana sin necesidad de asistir a tediosas clases de gramática o hacer ejercicios de fill in the gaps. Otro de mis propósitos es ver más metraje en V.O. A ver si lo consigo.
De momento ya me he tragado el primer capítulo de esta serie que engancha hasta la médula. La tercera temporada promete. No quiero destripar nada, pero promete seguir en su línea. Es decir, promete más casos de cirujía estética inverosímiles y más escarceos amorosos de Cristian Troy. Por cierto, ¡me encanta su voz en V.O! Y apuesto a que en esta temporada cae la Julia, fijo. Ahhh, ¡Que la echen ya en España! Seguiremos informando.

11 octubre, 2005

Epidemia de Amor

Esta "disertación científica" sobre el amor la escribí hace ya unos cuantos años. Sigo pensando que el fenómeno del enamoramiento tiene muchas similitudes con un virus, y si no me creeis, leed y opinad.

Epidemia de Amor

El amor es una enfermedad muy común entre la raza humana. Se ha comprobado que el 99% de la población mundial la está padeciendo o la ha padecido en algún momento, y que afecta igualmente a hombres y mujeres.
Se sabe que antes de producirse, ha existido un contacto visual, auditivo, y en algunos casos táctil, con una persona del sexo contrario (preferentemente). Los primeros síntomas aparecen inmediatamente después. Primero, se experimenta un sobresalto y el corazón comienza a latir ligeramente más de prisa. Con estas sensaciones, se puede estar casi seguro de que la enfermedad ya se está desarrollando.
En la segunda fase o de incubación, el individuo se muestra inquieto y apenas habla. Se queda pensativo a la menor ocasión y suspira sin razón aparente de cansancio. No puede sacarse de la cabeza esa imagen, esa voz que le hizo sentirse desconcertado. La propia enfermedad impide que el individuo busque una explicación a este comportamiento, y hace que no se de cuenta de lo que le está pasando.
Después de esta fase, llega la definitiva, que comienza con el segundo contacto. En ese momento se muestran abiertamente todos los síntomas, con más o menos intensidad según la duración del encuentro, y ya se puede calificar al sujeto de “enamorado” (Así se denomina al que padece esta extraña enfermedad). Cuando se produce este segundo contacto, se siente de nuevo un sobresalto. El corazón va aumentando la velocidad de sus latidos hasta llegar al máximo, obligando al enamorado a respirar casi de manera entrecortada. Un agradable calor sube desde el estómago y se detiene en la cabeza. Las sienes laten violentamente, y desde el exterior se puede observar como las mejillas adquieren un peculiar color encarnado. Los escalofríos se suceden, atravesando la espina dorsal, y el sudor enfría las manos, que tiemblan ligeramente. Una alegría interna surge al exterior durante todo el encuentro, y permanece patente hasta unos minutos después, cuando el enamorado vuelve, poco a poco, a la normalidad. Entonces se incuba de nuevo la enfermedad hasta el siguiente contacto.
Cuando se padece amor, se sienten grandes deseos de estar con el ser “amado” (Así se denomina al que provoca esta extraña enfermedad). A menudo, dos seres pueden provocarse mutuamente amor. En este caso, los efectos son explosivos y hacen que los “enamorados” permanezcan siempre juntos, hasta que finalice la enfermedad. La duración es imprevisible, llegando a prolongarse, en muchos casos, toda la vida.
Otro caso diagnosticado, muy común, es la existencia de dos “enamorados” de un mismo “amado”. Cuando esto ocurre, las consecuencias pueden ser desastrosas, ya que la enfermedad hace que el “enamorado” esté dispuesto a todo con tal de conseguir a su “amado”, llegando a matar en algunas ocasiones.
Librarse de esta enfermedad es bastante difícil. Se puede ocultar, pero causa gran sufrimiento e impotencia. La única cura posible consiste en intentar olvidar al ser “amado”, lo que puede tener efectos secundarios tales como gran tristeza, desesperación, deseos de suicidio o pérdida de la razón. Después de un tiempo prudencial, si se ha logrado superar el tratamiento, estos efectos desaparecen, y el individuo vuelve a ser el mismo de antes. Pero entonces ha de tener mucho cuidado, pues el amor puede aparecer de nuevo al tener otro contacto con la persona que lo provocó. Si esto no ocurre, puede considerarse fuera de peligro.
Cuando se ha padecido amor, uno no queda inmunizado, sino que puede padecerlo de nuevo a causa de otro ser, o del mismo, repetidas veces.
Esta extraña y a menudo terrible enfermedad podría ser contagiosa. Hoy en día afecta a la gente cuando menos se la espera, y se ha extendido por todo el mundo provocando matrimonios, divorcios, asesinatos, nacimiento de niños, suicidios y locura. Así que tenga mucho cuidado, porque está ahí, y le puede atrapar en cualquier momento.

¡Sálvese quien pueda! ¡Epidemia de amor!

10 octubre, 2005

El efecto de Plutón

Buceando por la Red de Redes he encontrado un curioso artículo en una web de astrología. Y como, de alguna forma, está relacionado con el tema de mi blog, me ha parecido interesante comentarlo. Está escrito por un astrólogo y explica los efectos que Plutón está teniendo sobre nuestro país. Porque dicen que cada país tiene su signo del zodíaco, igual que nosotros. Según los que defienden esta teoría, España es Sagitario. Pues Plutón (según la astrología) está pasando ahora mismo por este signo (por desgracia para mí, debo añadir, puesto que es mi signo ascendente).
El efecto de Plutón es el de arrasar con todo lo viejo que se encuentra a su paso, obligandote a empezar de cero desde un punto de partida nuevo. Para poneros un ejemplo, un conocido mío que es del signo de Sagitario en poco tiempo ha visto su vida cambiada por completo. Ha roto con su pareja después de 11 años de relación, ha cambiado radicalmente de trabajo, de grupo de amigos y se ha mudado de casa. Las profundas y a menudo radicales transformaciones que provoca Plutón (a nivel interno y externo) pueden ser positivas o negativas, según cómo te las tomes. Porque haberlas, las habrá, eso seguro (je, je). Y como estamos hablando del planeta que más lentamente se mueve en astrología (por ser el más alejado de la tierra), se asegura de haber hecho bien su trabajo antes de irse.
Dependiendo de la parte de tu carta que toque Plutón, los cambios serán en un ámbito u otro. En mi caso, al pasar por el ascendente, se produce una tranformación en la personalidad, es decir, en el aspecto de nosotros mismos que mostramos a los demás y en nuestra forma de relacionarnos con ellos. En el caso de las personas de signo Sagitario, Plutón se encuentra encima de su Sol, es decir, de lo que identifican como su ser o consideran que son "ellos mismos". Aspectos desconocidos salen a la luz y transforman a la persona lenta y paulatinamente.
El artículo que os mencionaba al principio habla del efecto tranformador que, según el autor, está produciendo Plutón en España, poniendo como ejemplo acontecimientos recientes y situaciones actuales. Si os interesa echarle un ojo, aquí está el link: España y Plutón

El Tarot y el Viaje del Héroe

Es el libro que tengo entre manos en estos momentos. Aunque se supone que alguien en paro tiene mucho tiempo, creedme si os digo que me cuesta encontrar un hueco para leer. Es increíble la capacidad que tenemos algunos de mantenernos ocupados a toda costa.
Hacía tiempo que buscaba un libro sobre tarot y me ha costado años encontrarlo. Lo sé, en cualquier librería hay cientos de títulos "sugerentes" del tipo: aprende a echar las cartas, adivina tu futuro, etc... Pero yo no estaba buscando ese tipo de esoterismo barato. Yo quería un acercamiento a las cartas desde el punto de vista iniciático y psicológico, en la línea de los libros de Astrología que he leído. Una vez más, me encontré con un libro con referencias al psicólogo C. G. Jung, que en los años 60 creó escuela con una nueva corriente de pensamiento sobre la psicología y la espiritualidad humana.
El autor del libro, Hajo Banzhaf, analiza de forma sencilla pero profunda los 22 arcanos mayores del Tarot, explicando su simbolismo, que ha inspirado a millones de personas durante tantos siglos. Relacionando las cartas con la mitología, las leyendas de diferentes pueblos antiguos y los cuentos de hadas, el autor nos propone un viaje a través de los ojos de un héroe. Pero este viaje no es ajeno al lector. Se trata del viaje que cada uno protagonizamos, en nuestro proceso de maduración psicológica y evolución espiritual.
Las cartas representan cada una de las etapas de este viaje arquetípico hacia el conocimiento de nosotros mismos y del mundo que nos rodea. A medida que pasas las páginas, no puedes evitar sentirte identificado con esas etapas o "estados del alma", en los que sin duda nos hemos encontrado todos. Se trata de un libro muy especial, que te presenta al Tarot como una ayuda más para entenderte mejor y una guía en el oscuro camino hacia el conocimiento espiritual. En definitiva, un texto recomendado para mentes inquietas y para los que tienen perjuicios hacia las mal llamadas "artes adivinatorias". Os aseguro que cambiaréis de opinión.
Por cierto, tengo a la cola otro relacionado con éste, de una psicóloga seguidora de C.G. Jung, que promete ser más denso, pero no menos interesante. Se llama "Jung y Tarot". Ya os contaré cuando me lo lea.

El Método


El método es una película española con un excelente reparto (Carmelo Gómez, Eduardo Noriega, Eduard Fernández, Natalia Verbeke, Najwa Nimri, Ernesto Alterio, Adriana Ozores, Pablo Echarri) que demuestra que no es necesario un gran despliegue de medios para hacer buen cine. Las casi dos horas de metraje transcurren dentro de un despacho donde siete aspirantes a un alto cargo ejecutivo deben enfrentarse entre sí para demostrar que son el candidato más idóneo para el puesto. Pero para ello tendrán que superar el método "Grönholm", un conjunto de pruebas psicológicas que pondrán a prueba su capacidades y debilidades.
Mientras en el exterior una manifestación antiglobalización desata el caos, los personajes se enfrentan los unos a los otros utilizando sus mejores armas, dispuestos a machacar al contrario con tal de conseguir su objetivo. Poco a poco, la lucha irá subiendo de tono y veremos la personalidad de cada uno en su máxima crudeza. Los débiles van sucumbiendo, pues sólo puede quedar uno.
La película hace, a través de las conversaciones entre los personajes, una crítica al sistema de valores de nuestra sociedad y al espíritu despiadado del mundo empresarial. Pero además, nos permite observar hasta dónde puede llegar el ser humano bajo presión (es capaz de muuucho más, os lo aseguro. Léase, por ejemplo, "Ensayo sobre la ceguera", de José Saramago).
En resumen, una película muy interesante con unos actores que bordan su papel. A destacar las interpretaciones de Ernesto Alterio (genial) y Eduard Fernández, que da verdadero asco en su papel de machito español sin escrúpulos.

07 octubre, 2005

Yuki o Kyo, el por qué de la elección imposible


Después de varios intentos durante años, al final una amiga mía fanática de los mangas japoneses ha conseguido que me enganche a una serie llamada "Fruits Basket". Creo que aún se está vanagloriando de su éxito, mientras yo devoro cada uno de los tomos que aparecen periódicamente. Para los que no la conozcáis, la historia trata de una chica, Tooru Honda, que por avatares de la vida acaba viviendo en casa de la familia Soma, cuyos miembros están poseídos por los animales del zodíaco chino. Esto hace que cada uno se tranforme en su animal del zodíaco cada vez que abraza (voluntaria o accidentalmente) a alguien del sexo contrario. Pero éste no es el único misterio que rodea a la peculiar familia Soma. Tooru irá conociendo poco a poco a cada uno de sus miembros y el oscuro pasado que esconde la mayoría de ellos.
Pero lo más interesante de esta serie, en mi opinión, es observar el carácter de los personajes, que responde a las características del signo del zodíaco en el que se transforma cada uno, y compararte con el personaje que representa tu propio signo. A este respecto, he de decir en mi defensa que sólo me siento parcialmente identificada con Ayame, la Serpiente (¡está como una regadera!).
Por otra parte, una de las tramas principales del manga, es el enfrentamiento entre Yuki, apodado el príncipe, y poseído por la Rata del zodíaco, y Kyo, el Gato que, según la leyenda, fue engañado por la rata y llegó tarde a la fiesta donde se reunieron los 12 signos del zodíaco. Tooru entabla una estrecha relación con ambos, a pesar de que ellos no se soportan. A medida que pasan los capítulos, te das cuenta de que Tooru tendrá que elegir entre uno de ellos tarde o temprano, y te empizas a plantear con quién se quedará. Pero la elección no es fácil. Si en un tomo te decantas por el enigmático y atractivo príncipe Yuki (la Rata, a la izquierda del dibujo), al tomo siguiente te rindes al fuerte carácter y los encantos del rebelde Kyo (el Gato, a la derecha en el dibujo).
Aunque parezca increíble estos dos encienden pasiones entre las lectoras femeninas y tienen cada uno su propio club de fans en internet. ¿Quién diría que un personaje de manga puede resultar atractivo? Eso mismo me preguntaba yo hasta que en la tierna edad de 13 años conocí a Trunks, el hijo de Vegeta y Bulma en Dragon Ball Z. No me avergüenzo de decir que ¡Estaba muy bueno!
En el caso de Yuki y Kyo, me es imposible elegir. La razón es muy simple: juntos forman al hombre perfecto.

06 octubre, 2005

Los lunes al sol o qué malo es estar parada

Lo qúe hace el aburrimiento... Llevo parada exactamente 3 meses, 5 días, 18h y 42 min. Es desesperante de verdad. Desde que acabé los estudios no había estado parada. Como siempre, piensas que eso nunca puede pasarte a ti hasta que ¡zas! entras a formar parte de esos números que dan por la tele todos los meses. Es como otro mundo. Los días son laaaargos, por las noches no tienes sueño porque no has tenido actividad en todo el día, te sientes una marujilla como tu madre. En fin, todas esas delicias que van asociadas a la vida inactiva o la jubilación. Pero hay que mirar la parte positiva. No tengo estrés. Pero me había acostumbrado tanto a él que parece que ahora me falta algo. He pasado de tener responsabilidades, a ser la encargada de poner la lavadora o luchar contra el polvo que insiste en instalarse bajo de la cama. También tengo más tiempo para mí. Eso me dicen, al menos, los que quieren animarme. Pero ¿qué significa eso exactamente? ¿Que tengo más tiempo para mirarme la celulitis y sacarme los defectos? ¿Que puedo analizar mi maravillosa vida con detalle y deleitarme con mi situación actual? Una cosa está clara. Pensar mucho es malo, al menos en mi caso.Por otra parte, al entrar en este mundillo conoces a unos individuos muy curiosos. Esas personas que, como tú, van por la calle cuando los ciudadanos con suerte están en el tajo. Y es triste decirlo pero... la mayoría son (bueno, somos, snif) mujeres. Y en la oficina del paro te das realmente cuenta de la cantidad de gente parada que hay. Y de la pachorra de los funcionarios. Vamos, que cuando tienes 40 números delante y llegan sin prisa pero con pausa de almorzar, tú sólo piensas en lo injusto que es el mundo que da trabajo a quien no tiene ganas de trabajar, y se lo restriega a los parados como tú.Y buscas en internet, y en los periódicos y alertas a tus conocidos de que te avisen si saben de algún trabajo. Pero parece que justamente tu ámbito profesional es el único que no tiene ofertas en ese momento. De repente, añoras a ese jefe que te puteaba hasta el extremo, y como si de un ataque de furia masoquista se tratara, deseas volver a escuchar sus gritos y hacer horas extras por amor al arte. Lo dicho, qué malo es estar en el paro.

22 julio, 2005

Perdidos (Lost)

Perdidos es un nuevo fenómeno que lleva a la realidad el tópico de ¿qué te llevarías a una isla desierta? El argumento es simple y a la vez fascinante: un avión que volaba de Sidney a Los Ángeles se estrella en una isla perdida en medio del océano. Los alrededor de 40 supervivientes deben hacer frente a un entorno hostil y a unos compañeros de orígenes y carácter muy diferente.
A medida que transcurren los capítulos, vamos conociendo el pasado de cada uno de los supervivientes y nos damos cuenta de que en la isla suceden cosas extrañas y que no todo es lo que parece.

21 julio, 2005

Nip Tuck

Desde que la empecé a ver me enganché sin remedio, y es que tiene todos los ingredientes para gustarme: obsesión por la perfección del cuerpo, sexo, un tío cabrón y superficial, un triángulo amoroso y humor. Es perfecta...

Para los que no la conocéis trata de dos cirujanos plásticos que tienen una clínica privada y formas de vida contrapuestas. Mientras Sean McNamara está casado y lleva una vida sin grandes sobresaltos, Christian Troy es un cuarentón rebelde que se acuesta con toda mujer que se le pone a tiro, aunque a la única que quiere de verdad no puede conseguirla. Ella no es otra que Julia, la mujer de Sean.

Y aquí tenéis a Christian, al que, pese a mi fobia a las agujas y demás objetos cortantes, dejaría que me pinchara con un bisturí sin dudarlo. Me encanta cuando suelta una de sus burradas y sonríe de esa forma tan picarona que sólo él sabe.

Cosméticos a gogó

Hoy me he levantado y me he mirado al espejo (de arriba a bajo) y claro, como siempre, me ha dado un bajón. Mi afán de perfeccionismo me lleva a hacer estas cosas nada recomendables, que le vamos a hacer. El caso es que, tras desayunar un cuarto de sandía (y no mi acostumbrado vaso de leche con colacao y galletas) me he plantado a media mañana en un gabinete de estética que hay cerca de casa. La dependienta, que enseguida me ha calado, tras examinarme la cara y poner la suya de desaprobación, ha empezado a endosarme cremas, tónicos, contornos de ojos y demás porquerías.

Con 131 Euros menos y una bolsa llena, me he ido a casa más contenta que unas pascuas, pensando que a partir de hoy mi piel lucirá como la de las modelos de las revistas. O, al menos, eso nos hacen creer. Porque, ¿cómo no vamos a obsesionarnos con nuestro cuerpo si nos bombardean diariamente con cuerpos "perfectos"? El cine, la tele, las revistas, la moda, los maridos a los que se les van los ojos detrás de cualquiera que tenga un culito de esos que parece imposible que alguien pueda tener comiendo. En fin, preguntas para las que nadie tiene respuesta y menos yo a estas horas y con el estómago vacío.

20 julio, 2005

Astrología

La astrología, al contrario de lo que piensa mucha gente, no consiste en adivinar el futuro a través de la observación de los astros. Para mí, y para los que realmente la conocen en profundidad, es una forma de conocerse a uno mismo y a los demás.

La carta astral te permite indagar en el origen de tus comportamientos, tu manera de ser y de relacionarte con los demás. En el momento de nuestro nacimiento, los astros se "confabularon" para hacer posible la experiencia de vida que nosotros mismos habíamos programado. La lectura de la carta astral no es más es un análisis profundo de tu psicología y de tus predisposiciones en esta vida.

Sin embargo, esto no significa que nuestro destino y nuestra forma de ser estén marcadas de por vida. El ser humano tiene libre albedrío y nuestro plan de vida no es más que eso, una intención y una predisposición que podemos cambiar siempre que lo deseemos.

Me gustaría ir incluyendo en este Blog información y links interesantes sobre Astrología. De momento os recomiendo el mejor libro (en mi humilde opinión) que da una visión general sobre el tema. "Las Doce Casas" de Howard Sasportas. Accesible para todos los niveles de conocimiento de la Astrología.

Destino

5. Destino


PERDÓNAME

Perdóname, cariño
todo lo que has sufrido.
Todo lo he sentido,
todo lo he sentido...

Perdóname, amor mío,
todo lo que te he dicho.
Todo lo he vivido,
todo lo he vivido...

Es que yo no sabía
en realidad que sentía.
Es que yo no sabía
en realidad qué decía.

Ahora ya sé que te quiero,
como nunca había querido.
Ahora sé lo que deseo...
toda una vida contigo.


ERES TÚ

Eres tú. Lo sé.
Eres brisa de mañana,
eres luna enlunizada,
eres nube en tempestad.

Eres tú. Lo sé.
Eres tierno enmascarado,
eres sueño realizado,
eres dulce despertar.

Eres tú. Lo sé.
Eres sangre derramada,
eres alma desgarrada,
eres dolor y ansiedad.

Eres tú. Lo sé.
Eres palabra trabada,
eres mirada encontrada,
eres risa celestial.

Eres tú. Lo sé.
Eres susurro apagado,
eres beso apasionado,
eres caricia sin fin.

Eres tú. Lo sé.
Eres todo lo que quiero,
eres cuanto yo deseo,
eres toda mi razón.

Eres vida de mi vida,
eres pura poesía,
eres tú, mi amor.


CUANDO TE MIRO

Cuando te miro, amor mío,
Siento paz en mi interior,
como si una inmensa calma
acallara mi clamor.

Cuando te miro a los ojos,
esos ojos de cristal,
la mirada se me pierde
en la calma de tu mar.

Son tus ojos amorosos
una fuente para mí,
pues sólo amor verdadero
podría mirar así.

¿Cómo resistirse a esos ojos
llenos de amor y ternura?
¿Cómo perderlos un día
sin hundirse en la locura?

Nunca cierres esos ojos
de diamantes y coral,
no los alejes ni un poco,
de mi mundo de pesar.

Pues los míos morirían
sin el brillo de los tuyos,
y mi alma lloraría
Al saber que no son suyos.

Quiero para mí esos ojos
que me dicen que me quieren,
pues no hay nada más precioso
que el amor cuando se tiene.

Yo lo tengo en esos ojos,
de los que un ángel es dueño,
y me los presta gozoso,
sumergiéndome en un sueño.

Y no quiero despertar,
del hechizo de este mago.
seré el hada del cantar
y tú el príncipe encantado.

Cuando te miro, sonrío,
y eso es lo que necesito.
Se que siempre te he querido,
pues siento amor cuando te
[miro.


TANTAS COSAS

Vuelvo la vista atrás
y no puedo comprender
cómo hemos llegados aquí,
cómo pudo suceder.

Recuerdo cómo jugamos
a escondernos sin querer.
Recuerdo que peleamos
por muchas cosas de ayer.

Una caricia y un beso,
y una amargura después.
Una lágrima, un deseo,
y de nuevo otro traspiés.

Tantas piedras que arrojamos
a nuestra propia pared,
tantos miedos que atacaron
y aquí estamos aún en pie.

Tantas piezas por juntar
en nuestro puzzle de amor,
tantas cosas por curar
en nuestro mundo interior.

Tantos días por pasar,
tantas cosas por sufrir,
tantas ganas de soñar,
tanta vida por vivir.

Quiero seguir el camino,
que nos lleva por la vida.
Quiero seguirlo a tu lado,
de tu mano, bien cogida.

Quiero que me quieras tanto,
como yo te quiero a ti.
Yo quiero amarte por siempre,
yo quiero hacerte feliz.

Sueño

4. Sueño

MAYBE LOVE

If we were in another place,
if we were in a different time,
if we were outside this circle,
if we lived another life.

If I wasn’t who I am,
and you weren’t who you are.

Then... it would all be possible
But... too many ifs for us


SUEÑO, SÓLO SUEÑO

Por qué no puedo olvidarte,
me pregunto sin cesar.
Por qué no olvido tus ojos,
que me queman si me miran
y me encienden y provocan
lo más oscuro de mí.

Por qué no puedo mentirme
y seguir soñando sola
que te tengo entre mis brazos,
que me besas, que me tocas.

Tengo sed, sed de tu boca.
Esa boca que no debo,
que yo no puedo besar.
Pues tu boca es un pecado,
es un pecado mortal
y besarla significa
no mirar nunca hacia atrás.

Este mar de sentimientos
de aguas puras y claras,
se me enturbia cuando ríes,
si me miras, cuando callas.

Y las olas se embravecen
y mi alma a la deriva
sigue la sombra caliente
que dejas tras tu sonrisa.

Mas te alejas poco a poco
cada vez más deseable,
y te vas uniendo a otra,
tú, mi sueño inalcanzable.

Ya no hay consuelo a mi pena,
te perderé para siempre.
Aunque mis manos te sueñan,
sueñan tocarte y hacerte,
toda clase de caricias
en tu cuerpo oscuro, ardiente.

Que me has dado que me
[tienes
a merced de tu mirada,
a merced de tu sonrisa,
a merced de tus palabras.

Eres dueño de mi alma,
de mi mente y de mi cuerpo,
sólo tuya una palabra
para encenderme por dentro.

Si tú mandas, yo obedezco,
si eres cruel, yo te perdono,
si te marchas, yo enmudezco,
si me miras, yo te adoro.

Sólo sueño con tenerte
en mis brazos, en mi cuerpo,
y abrazarte y ofrecerte,
todo lo que llevo dentro.

Pero sé que no es posible
y que debo conformarme,
con soñarte lo indecible,
con intentar olvidarte.


SÓLO UNA MIRADA

Solamente una mirada
de tus ojos traicioneros
truncaría mi destino,
calmaría mi tormento.

Lentamente, sin saberlo,
tu mirada me envenena,
me va calando por dentro,
se me ha enredado en las
[venas.

Sólo una de tus miradas,
una ráfaga de luna,
noche eterna apasionada
y en tus ojos, mi locura.

Solamente una mirada,
reflejarme en tus pupilas,
tus ojos de jade negro,
reflejadas en las mías.

Solamente una mirada,
frente a frente, fuego a fuego,
dos haces de luz dorada
y al fin sabrás lo que siento.

Sólo eso te hace falta
para rendirme a tus pies.
Sólo eso, una mirada,
para dejarme caer.

Eso sólo necesitas
para quemarme por dentro.
Sólo eso bastaría
para entregarte mi aliento.

Solamente una mirada
para hacerme volar,
solamente una mirada
para hacerme soñar.

Solamente una mirada
para hacerme callar,
solamente una mirada
para hacerme llorar.

Tus ojos son poderosos
en mi mundo de cristal,
pueden ellos por sí solos
trastocar mi voluntad.

Por eso te pido, vida,
que me prestes tu mirar,
y me digas con los ojos
lo que yo quiero escuchar.

Que te mueres por mis besos,
como muero yo por ti,
que tus ojos tienen dueño,
que suspiran aún por mí.

Que tu amor me pertenece,
que suspiras por mi boca,
que me amas, que me quieres,
que no soy ninguna loca

Por sentir como me siento,
por desearte sin remedio,
por sentirte hasta en los huesos,
por quererte, sólo eso.

Solamente una mirada
podrá dar contestación.
Mírame, aquí esperanzada
y mátame el corazón.

Mírame, mírame y dime
lo que sé que me dirás.
Dilo y luego márchate.
Déjame con mi pesar.

Y luego sigue de frente,
no vuelvas la vista atrás.
Sólo así podré olvidarte,
olvidarte sin pensar.

Mas mi amor se quedará,
refugiado aquí en mi alma
y en silencio aguardará
solamente una mirada...


TE VAS

Como recuerdo perdido
que ya no puedo encontrar,
Como tesoro escondido
que está enterrado en el mar.
Igual que el río que mana,
igual que el agua, te vas.

Como la sombra cautiva
que lucha por respirar,
Como la mano tendida
que busca en la oscuridad.
Igual que la rosa en agua,
Hoy me vuelvo a marchitar.

Soñarte fue tan bonito,
que me cuesta despertar.
Ahora me toca perderte,
porque te marchas. Te vas.

Me quedo sin tu sonrisa,
sin tus ojos, sin tu voz.
Se ha llevado tus caricias,
mis deseos, mi ilusión.

Me ha quitado los silencios,
y tus gestos y tu olor
Me ha robado mis anhelos
Y mi dicha, mi canción.

Igual que la primavera,
igual que una tempestad.
Tras enamorarme entera,
ahora que tiemblo, te vas.

Igual que la luna en celo,
cual aurora boreal.
Ahora que sin ti muero,
ahora que vivo, te vas.

Igual que sangre en la herida,
cual fluyente manantial,
Se me desangra la vida,
porque te marchas... Te vas.