21 julio, 2005

Cosméticos a gogó

Hoy me he levantado y me he mirado al espejo (de arriba a bajo) y claro, como siempre, me ha dado un bajón. Mi afán de perfeccionismo me lleva a hacer estas cosas nada recomendables, que le vamos a hacer. El caso es que, tras desayunar un cuarto de sandía (y no mi acostumbrado vaso de leche con colacao y galletas) me he plantado a media mañana en un gabinete de estética que hay cerca de casa. La dependienta, que enseguida me ha calado, tras examinarme la cara y poner la suya de desaprobación, ha empezado a endosarme cremas, tónicos, contornos de ojos y demás porquerías.

Con 131 Euros menos y una bolsa llena, me he ido a casa más contenta que unas pascuas, pensando que a partir de hoy mi piel lucirá como la de las modelos de las revistas. O, al menos, eso nos hacen creer. Porque, ¿cómo no vamos a obsesionarnos con nuestro cuerpo si nos bombardean diariamente con cuerpos "perfectos"? El cine, la tele, las revistas, la moda, los maridos a los que se les van los ojos detrás de cualquiera que tenga un culito de esos que parece imposible que alguien pueda tener comiendo. En fin, preguntas para las que nadie tiene respuesta y menos yo a estas horas y con el estómago vacío.

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