20 abril, 2006

Lost (Perdidos) 2ª Temporada

Creía que mis panzadas de Nip Tuck no podían superarse (por cierto, echan la 3ª temporada en la TV3 este domingo), pero desde que vi el primer capítulo de la 2ª temporada de Lost me engaché de una manera impresionante. La primera temporada ya tenía su aquello, pero en ésta se superan a sí mismos en surrealismo. ¿Que a qué llamo engancharse? Pues a tragarme en un día 8 capítulos, por ejemplo.
Seamos claros, lo que intriga de la puñetera serie es saber qué narices pasa en esa isla, y por qué está esa peña ahí. Y en el capítulo 18 los guionistas hacen un guiño gracioso sobre una de las posibles hipótesis, como para demostrar que puede ser cualquier cosa que a esos pirados se les pase por la cabeza. Cuando acaba el capítulo te quedas pensando en sí será eso de verdad o te han tomado el pelo. Tras un rato dándole al coco yo me decanté por lo segundo. Ya juzgaréis vosotros mismos si la veis.
En esta temporada nos dan a conocer un poco más los enigmas que ya se planteaban con anterioridad, sólo que sigues sin saber qué sucede. Y para colmo de males se añaden nuevas intrigas y nuevos personajes que le ponen miga al asunto.
Por supuesto conoceremos más de las vidas de Kate, Jack y compañía. He de decir que, si bien al principio Jack me parecía muy mono, ahora cada vez me parece más soso y metomentodo. Por supuesto mis chicos favoritos siguen siendo Sawyer y Sayid, el primero por razones obvias para todas las féminas y ese toque de chico malo, y el segundo por su complejidad y por seguir entero después de la vida que ha llevado. De chicas me quedo con Ana Lucía, que tiene un par de ovarios, aunque eso le trae siempre problemas.
Una cosa curiosa de esta serie es que hasta ahora no se han utilizado en esceso las tramas románticas entre los personajes para captar el interés del espectador, lo que es poco habitual y no hace nada de falta. Sin embargo, ya se vislumbran ciertos atisbos de que algo va a suceder en ese sentido. No digo nada más.
Lo que no cambian son los golpes de efecto y las vueltas de tuerca, que se reservan siempre para el final de los capítulos, claro. Afortunadamente, cuando descubrí que existía 2ª temporada ya estaban disponibles 16 capítulos en inglés. Ahora hay 19, que por supuesto ya he visto. Tengo que mirar cuántos capítulos faltan por emitir aún, porque esto no tiene visos de acabar. ¿Habrá 3ª parte? No, por favor, no pueden alargarlo más. También están echando esta temporada en castellano en la Fox, pero van por el cap. 3. A mí, de momento toca esperar, que hasta el 3 de mayo no emiten el 20. ¿Y ahora con qué me vicio?

09 abril, 2006

La nueva peli de los hermanos Wachowski

V de vendetta es la nueva película que nos traen los hermanos Wachowski, que saltaron a la fama mundial tras la trilogía de The Matrix. Parecía muy difícil que se superaran a sí mismos después de dejar a los espectadores enganchados a las aventuras de Neo y Trinity, pero una vez más, V de vendetta no dejará indiferente a un observador que busque algo más que una película de acción.
En V de vendetta, que yo me empeño en llamar equivocadamente 5 de vendetta, se tratan temas de ferviente actualidad, aunque el espectador será el que juzgue si se hace con acierto o no. Las "sutiles" alusiones y críticas al gobierno americano son constantes, además de presentar una visión muy particular del terrorismo y de cómo los gobernantes mueven los hilos para controlar a la población. Es imposible no identificar el transfondo de la película, ambientada en un futuro cercano, con la actual situación del mundo y las neuras que nos preocupan a todos (¿o son otros los que nos hacen tener esas neuras?). Tal y como dice muy acertadamente V, el protagonista enmascarado al estilo del fantasma de la ópera: "el pueblo no debería temer a los gobernantes, los gobernantes deberían temer al pueblo".
Natalie Portman es el único rostro realmente conocido de la cinta, puesto que a los demás te suena haberlos visto en algún lugar, pero no recuerdas dónde. La mujer no lo hace mal del todo, y es curioso verla con el pelo rapado al cero, al igual que hizo en su día Demi Moore para hacer La Teniente O'neal.
Es comprensible que este film haya tenido una gran polémica en EE.UU. y que se retrasara su estreno por lo reciente que estaba el atentado en el metro de Londres.
Recomiendo esta película a todo aquel que se le revuelvan las tripas viendo la televisión todos los días, y a los rojillos que, como yo, se ponen de los nervios cada vez que un político de derechas pone la democracia y la libertad como escusa para hacer una barbaridad o recortar un poco más (por qué no) los derechos de la gente. Es de esas películas que te dejan pensando cuando sales del cine y que te hacen seguir pensando en ella dos días después. ¡Abajo la tiranía y viva V y su cruzada contra los villanos!

Mi doble en South Park

Ésta soy yo en el hipotético caso de querer formar parte de la famosa serie South Park. Este "milagro" ha sido posible gracias a un programita de una página de fans de la serie, que te permite crear un personaje a tu imagen y semejanza seleccionando entre múltiples características (pelo, ojos, cicatrices, ropa de Terrance y Philip...). Además, puedes añadirle complementos tales como una marioneta del Señor Sombrero o una capucha de Keny. Por último, puedes colocar a tu nueva criatura en la calle central de South Park, en el colegio o ponerle el fondo que prefieras.
Pero sin duda lo más divertido no es retratarse a uno mismo, sino crear personajes de gente que conoces, y partirte con el parecido.
Así que ya sabéis, si queréis reíros un rato y crear vuestro propio personaje, podéis hacerlo aquí.
La única pega es que para guardar el dibujo tenéis que hacer una impresión de pantalla y luego pegarla en el Paint o en otro programa de tratamiento de imágenes, puesto que el programa no permite guardar directamente. Por lo demás, altamente recomendable para estados de desánimo. ¡Qué os divirtáis!

17 marzo, 2006

Comida sana y al rico virus intestinal

Ufff. He tardado tanto es escribir porque llevo una temporada que no puedo con mi alma. Hará un mes y medio o así se me ocurrió cambiar mis hábitos de alimentación, con la idea de comer más sano. Es decir, cambiar las grandes cantidades de carne que como por mucho pescado, sólo carne de pollo y ternera, mucha ensalada y verduritas. La dieta mediterránea, vamos. La cosa me iba muy bien, me sentía mejor, menos pesada al terminar las comidas. ¡Había conseguido hacerme sana! Pero hace dos semanas nos fuimos a celebrar el embarazo de una conocida a un restaurante y tras la cena (que yo cené como todo el mundo), me metí en la cama. A las tres de la mañana me levanté con nauseas, vómitos, diarrea... Así toda la noche. Mejor no entro en más detalles, pero creo que en mi cuerpo no quedó ni la primera papilla. Yo pensaba que me había sentado mal la cena, pero al día siguiente, aun sin comer nada, tenía casi 39 de fiebre. Me bebí dos litros de suero con sabor a Tang de naranja y perdí la friolera de 2 kilos en un día. Era un virus intestinal.
Mucha gente me ha dicho que quiere que le contagie el virus, que también quieren perder dos kilos. Desgraciados, no sabéis lo que decís. Lo mal que se pasa no se lo deseo a nadie. Además, infelices, los dos kilos los recuperas nada más abrir la boca para comer tu primera tostada de jamón york.
Sobra decir que después de eso estaba echa polvo. Pues al parecer mi cambio de dieta unida al virus, hicieron que me bajara el hierro a lo bestia, con lo que tenía una anemia de aquí te espero. Ahora me estoy tomando hierro y he vuelto a mi dieta grasienta y llena de carne y alimentos ricos en hierro. Al parecer hay personas que necesitamos comer mucha carne para mantenernos bien. Supongo que tendrá que ver con el metabolismo y con el gasto de energía. Es cierto que yo siempre he sido una persona con mucha energía y estaba como ralentizada. Nada, a comer a lo bestia y espinacas como popeye. Y si luego no cabe el bikini mala suerte, que lo importante es la salud.

01 marzo, 2006

Nueva terapia esotérica

Hace tiempo que había oído hablar de las "constelaciones familiares", pero no sabía de nadie que hubiera participado en una de esas reuniones. Esta semana se me ha brindado la oportunidad de ir a una de ellas. Mi tía, apodada "la bruja", por ser siempre la primera que se mete en todos estos "fregaos", me ha asegurado que es alucinante. Os cuento un poco de qué va.
Se trata de una especie de trabajo para descubrir qué se esconde detrás de las relaciones dentro de tu familia y sanar las posibles tensiones que existen. Hasta aquí no se diferencia mucho de lo que puedas hacer en el psicólogo. Pero el método es algo peculiar y funciona de manera parecida a la coescucha, que ya comenté en otro post. Una persona de la reunión se ofrece para constelar sobre la relación con algún miembro de su familia. Entonces, elige de entre los presentes a alguien que represente a su padre, madre, hermanos u otros familiares (depende de lo que quiera constelar). Estas personas que elige no son de su familia, es más, se aconseja que sean desconocidos.
Las personas elegidas salen delante de la gente y se espera a que suceda "algo". Y al parecer, algo sucede. Curiosamente las personas empiezan a sentir ciertas cosas (incomodidad, rechazo hacia algún compañero, etc). La escena la dirige la que modera la reunión, una tía especialista en constelaciones familiares, que dicen que es la caña. Les pregunta a cada uno qué sienten hacia cada uno de los demás y, poco a poco, se va recreando una representación. La persona que constela y ha elegido a sus familiares, únicamente observa la escena y lo que sucede. Según me han contado reconoces a tu familia en la forma de actuar de esas personas y entiendes muchas cosas sobre cómo se sienten los miembros de tu familia. Además, puesto que los patrones familiares suelen repetirse generación tras generación (por llevarlos en los genes y copiarlos de nuestros padres), de esta manera dicen que se consigue sanar lo negativo que se ha acumulado durante varias generaciones en tu familia y evitar que se repita.
Esa es toda la información que tengo por el momento, puesto que no voy hasta el 25 de marzo. Sí, por supuesto que me he apuntado. Yo me apunto a un bombardeo si las fuentes adecuadas me lo aconsejan. Cierto es que parece inverosímil, pero tras ver lo que sucede en las reuniones de coescucha, yo ya no digo "imposible" hasta que lo pruebo. De todas formas, lo comprobaré a finales de este mes y os contaré qué tal me fue. Uff, y me voy a cenar que me rugen las tripas.

Clarividencia (parte 4)

El concierto de rock era en la sala de un pequeño pub de las afueras de la ciudad. El calor del interior de la sala contrastaba con el frío invernal del exterior, lo que hacía que nada más entrar por la puerta se apoderara de los presentes la sensación incómoda que precede a la sudoración.
Tras la cola de la entrada, Celeste y sus amigas pudieron acceder por fin al local. Se abrieron paso entre la gente para colocarse en el centro de la sala. El concierto iba a empezar ya y Sandra miraba nerviosa alternativamente su reloj y la puerta. Al cabo de un los ojos se le iluminaron. Ana y Celeste se dieron la vuelta y vieron a Sandra besar a un chico alto y moreno, que la rodeó con sus brazos. Sonrientes, se acercaron a ellas cogidos de la mano.

- Eh, pues no está nada mal el tío. Joder con la Sandra. –le comentó Ana a Celeste por lo bajini.

- Chicas, éste es David... David, éstas son Ana y Celeste.

El concierto estaba a punto de empezar. Se oyeron algunos gritos cuando los artistas salieron al escenario con sus guitarras.
Sudor, todo era sudor. La gente saltaba y cantaba al ritmo de la música estridente. Celeste iba de un lado a otro saltando, intentando seguir el ritmo de los demás y no acabar aplastada. Pero no estaba allí. Pensaba en Luis y lo que le había dicho Elvira. Pensaba en Jorge y en cómo miró a Ana aquel día en el Roxy. Miraba de reojo a Sandra y David y sintió envidia de su felicidad. Algo en su interior la impulsaba a seguir saltando.
La masa humana empezó a volverse más inestable. El ritmo regular se rompió y algunos se empujaban los unos contra otros mientras seguían saltando y gritando. Algunos espectadores se apartaron, avasallados por la violencia de la multitud. Ana se había separado del grupo nada más empezar el concierto. Aquello de saltar y sudar no iba con ella. Poco después, Sandra se reunió con ella en la barra. David se ofreció a acompañarla, pero ella se acercó para chillarse algo al oído.

- ¡Quédate tú y disfruta del concierto! ¡Y de paso le hechas un ojo a Celeste, que no sé que hace ahí metida donde hay más follón!

Celeste se dejó contagiar poco a poco por la locura colectiva. Ella también chillaba. Chillaba por dentro y por fuera. La imagen de Jorge mirando a Ana el pub volvió a su mente. ¿Por qué se sentía tan vulgar e insignificante?
David se puso a su lado, intentando frenar la violencia de los que la zarandeaban de un lado a otro. Ella estaba como ida, gritando sin parar. Ambos se movieron al ritmo de la gente. Chocaban el uno contra el otro en cada salto. Las gotas de sudor salpicadas de los cuerpos empapados parecían estar flotando en el aire. Celeste deseó que Jorge estuviera allí en ese momento y poder chocar con él involuntariamente, del mismo modo que estaba chocando con los que la rodeaban. Quizá en alguno de aquellos encontronazos íntimos y resbaladizos, él se diera cuenta por fin de lo que sentía por él y fueran a esconderse a una esquina del pub, uno en brazos del otro, para saborear la sal en su piel.
Pero era imposible, tan imposible que dolía y tenía que seguir gritando. Un momento más tarde, una de las embestidas de la gente la hizo tambalearse de tal modo que iba a caer al suelo. Pero David estaba a su lado y la cogió en el último momento por un brazo. La mano le resbaló gasta la muñeca de Celeste y la atrajo hacia él. En ese momento, ella se sintió extraña., un flash la cegó y una escena le vino a la mente...
“Era una habitación sencilla y cálida. Había un chico de pie junto a la cama, desnudo de cintura para arriba. Le reconoció enseguida. Era David, al que acababa de conocer. Abrazaba a una chica. Le apartaba el pelo y le hundía la cara en el cuello, acariciándole la espalda. Oyó los suspiros de ambos y los besos. De repente, él empujó a la chica sobre la cama...”
Celeste se desvaneció y David tuvo el tiempo justo de cogerla para evitar que cayera al suelo. Salieron de la multitud y Ana y Sandra se acercaron asustadas. Entre los tres la llevaron hacia la barra y la sentaron en uno de los taburetes. Después de abanicarla con unos folletos que les dio la camarera, Celeste abrió los ojos. Parpadeó varias veces, volviendo a la realidad y sin entender aún lo que había ocurrido.

- Celeste, tía, ¿te encuentras bien? –Preguntó Ana.

- Cre... creo que sí.

- Menudo susto nos has dado.

- ¿Qué... qué me ha pasado?

- No lo sé, –dijo David.- De repente se te han puesto los ojos en blanco y te has desplomado. Menos mal que he podido cazarte al vuelo.

Celeste se levantó, asegurando que estaba bien, sólo había sido un pequeño mareo. Pero ¿Qué le había pasado? ¿Había sido una alucinación? Quizás era por el calor.

- Será mejor que me vaya a casa. Estoy cansada y creo que el calor me ha afectado un poco.

- ¿Tan pronto? –se quejó Ana- pero si el concierto aún no ha terminado...

- Déjala, que no se encuentra bien. ¿No le ves la cara? Parece que haya visto un fantasma. –dijo Sandra.

- Si quieres te llevamos en mi coche –se ofreció David. –Es mejor que te no te vayas sola, no vaya a ser que te vuelva a dar un mareo de esos en plena calle. Voy a traerlo, vosotras salid a la puerta.

Y dicho esto, se alejó hacia la salida.

- ¿A que es majo? –dijo Sandra.

- Pues sí, lo parece –dijo Celeste aún algo confusa.

- Yo le daría un 8, desde luego. –dijo Ana.

Las tres rieron la gracia y se dispusieron a salir del local.
David detuvo el coche frente al portal de Celeste y ésta bajó del coche.

- ¿Seguro que no quieres que te acompañemos arriba? –Preguntó Sandra.

- Seguro, iros tranquilos. Estoy bien. Gracias por traerme.

- Buenas noches.

- Buenas noches.

Mientras entraba en su casa, Celeste empezó a darle vueltas a lo sucedido. ¿Qué le había pasado? Había sido como uno de sus sueños, pero esta vez no estaba dormida. Como en sus sueños, había visto la escena perfectamente, con todo detalle. Era como si ella estuviera allí, como si fuera la espectadora de una película que iba pasando delante de sus ojos. Se preguntó si estaría loca. No, no había que exagerar. Estaba cansada y el calor la había afectado un poco, eso era todo.

16 febrero, 2006

El leñador (The Woodsman)

Milagro, ya puedo hablar. Eso no quiere decir que ya puedo cantar bajo la ducha ni que mi voz sea melodiosa, sino que parezco un camionero. Además, tengo pegado a la garganta un aparato que detecta cuando es la hora de irse a dormir y pone en marcha el mecanismo de toser, con lo que doy unas serenatas nocturnas... Pero no me quejo, porque YA PUEDO HABLAR.
He visto una peli muy interesante que no está en el cine, sino que pillé por ahí. No sé de cuando es, pero me gustó bastante y por eso escribo sobre ella. Se llama El leñador (The Woodsman en inglés), y está protagonizada por el siempre enigmático Kevin Bacon, al que después de ver en Sleepers no podía ni ver porque me acordaba de su papel en esa peli y se me revolvían las tripas.
Pues en esta ocasión, interpreta también a un pedófilo que acaba de salir de la cárcel por abusar de varias niñas e intenta reinsertarse en la sociedad. Lo interesante de la cinta es que te muestra el tema del abuso a menores desde el punto de vista del que lo perpetra. Se analiza cómo piensa el protagonista, el impulso casi irrefrenable que le lleva a fijarse en las niñas y cómo lucha contra él.
Al mismo tiempo, conocerá a una mujer y dudará entre decirle la verdad sobre su pasado o no. Y desde la ventana de su piso cochambroso, desde la que observa a los niños que salen de un colegio, es testigo de como otro enfermo como él está sembrando el pánico en el barrio. Escribiendo sus reflexiones en un diario, tal y como le recomienda su terapeuta, se cuestiona la forma de pensar del criminal pedófilo e intenta superar su enfermedad. Un encuentro inesperado con una niña de 12 años le dará un nuevo punto de vista y le hará tomar una decisión salvadora.
En serio, muy buena, de esas joyitas que no te esperas. Recomendada.

13 febrero, 2006

Castigo divino

Snif, snif... Sorbo el moquillo por dos motivos principales: porque llevo un trancazo de cuidado y porque llevo dos días sin hacer algo básico y necesario para mí. ¡Mal pensados! Lo que no puedo hacer es HABLAR. Mi constipado me ha afectado a las cuerdas vocales (como siempre). Parece que de vez en cuando, alguien por ahí arriba me dice que ya está bien de tanto darle al alpiste y como no hago ni caso me castiga con unos días de silencio, cosa que los que están a mi alrededor agradecen, chungándose de mí cada vez que intento abrir la boca. Reíros, reíros, que cuando recupere la voz volveré a taladraros, jeje. De momento, me desahogo escribiendo.
Este fin de semana me planté en visita relámpago en Barcelona a ver los Depeche Mode. No me hacía especial ilusión el concierto, pero como mi chico daba saltos de alegría con la idea, pues tuve que darle el gusto. La verdad es que no estuvo nada mal, teniendo en cuenta que no podía cantar (sólo hacer playback) y que la mayoría de canciones las has oído pero no son un icono de tu generación ni te apasionan hasta el punto de extasiarte escuchando. Eso sí, tocan genial, la gente les adora y es un megaconcierto de esos a los que hay que ir por lo menos una vez en vida.
No me malinterpretéis. Me gustó. Emocionante ver las manitas de las quichicientas personas que había allí moviéndose a la vez o chillando el "Reach out and touch faith" de "Personal Jesus", una de las canciones más famosas de la banda. A mí, personalmente, me encantó la rayada de "The Sinner in Me", que ya me gustó al oirla en el nuevo disco, pero que en directo fue apoteósica.
Y tras el ajetreo del fin de semana me he levantado con un dolor de cabeza de tres pares de narices e igual de muda que ayer y antesdeayer. Cada vez que toso se oye un sonidito patético que surge de mi garganta. Ayer me dolía de tanto esforzarme por hacerme entender, así que decidí hablarle en lengua de signos y por gestos a mi maridito. Pero resultó más cansado esforzarme para que me entendiera que forzar la garganta. Tengo que enseñarle la lengua de los sordos para cuando me vuelva a pasar esto, así podrá hacerme de intérprete (jeje). Pero de momento a tomar caldito de pollo y quedarse en casita que mañana hay que trabajar. Y a los de arriba decirles que ya he aprendido la lección, que seré buena y hablaré menos pero que, por favor, me devuelvan el don del habla YA.

08 febrero, 2006

Frustraciones musicales

¡Ahhhh! No puedo más. Llevo cuatro días intentando insertar música en mi blog y me estoy volviendo loca. Después de mis pequeños pinitos en el mundo del html para acoplar la página a mi gusto, me puse a buscar por internet consejillos para insertar links con canciones. En qué mala hora se me ocurrió...
Primero averigué como poner una canción de fondo, que empezara a sonar al abrir la página. Pero claro, era un peñazo que cada vez que pinchabas en algún link la cancioncilla empezara de nuevo a sonar. Así que buscando soluciones me encontré con un mp3 player muy mono que funcionaba con flash. Se trataba de insertar el objeto (el reproductor) en la página, y que los usuarios pudieran pinchar en una lista de canciones, ubicada en el servidor. Qué guay, sí.
Primer problema, no tenía ningún espacio propio en el servidor de Blogger para ubicar mis ficheros mp3. No pasa nada, los ubico en un servidor externo. Je, je, qué fácil. Me consigo uno y me subo la lista de canciones, meto el objeto en el blog y... primer intento fallido. El reproductor no encuentra mi lista de canciones. Tras horas de frustración, me pongo a borrar los ficheros del reproductor y zas, borro el archivo index.htm, la base de mi espacio web, con lo que se me va todo al garete. Tras contactar con el servicio técnico, me restauran mi espacio y puedo seguir haciendo experimentos.
Después de romperme los cuernos y leer todos los foros en inglés y español que encuentro a mi paso, consigo que el reproductor mp3 encuentre la lista de canciones y... segundo intento, las canciones no suenan. Joer, empiezo a mosquearme.
Al parecer el servidor iba demasiado lento para transferir las canciones y tardaban en cargar media hora, o sea, que para cuando empezaran a sonar la peña ya habría abandonado mi web. Genial.
Decido cortar por lo sano y buscarme un lugar más fiable para ubicar los archivos de audio. De nuevo a los foros, a ver qué recomiendan los "expertos" en el tema y elijo uno (gratuito, por supuesto). Intento subir el primer archivo. Imposible... media hora después sigue siendo imposible... Pues si tarda en subir los archivos no te digo nada en transferirlos al blog. Tercer intento. Me cago en...
No desespero. Intento meter un link en el blog con la dirección donde está alojada cada canción y cuarto intento... ¡Agggggg! Claro, para poder acceder al servidor donde están las canciones te pide mi nombre de usuario y contraseña. Lo mando todo a la m...
Ayer se me ocurre que lo único que puedo hacer es crear una página en el mismo servidor donde tengo los ficheros de música y crear ahí un link que me lleve a ellos. Como están dentro del mismo servidor en teoría no me pediría la contraseña. Posteriormente, pondría un link en mi blog que lleve a esa página. Me regocijo ante mi "descubrimiento". Pero oh, infortunio, la herramienta de creación de páginas web del servidor no funciona. No se puede modificar nada, ni insertar links, ni acceder al código fuente para modificarlo, nada. ¡Socorro! Así que nuevo he acudido al servicio de asitencia técnica, para que me digan qué narices puedo hacer para que funcione la herramienta.
En estos momentos, después de cuatro días delante del ordenata, sólo he sacado dos cosas en claro: primera, soy "cabeza-piedra" (así dicen los sordos "cabezota") y cuando quiero algo no paro hasta conseguirlo y segundo, que el que inventó esto de la informática era un tío muy retorcido y seguro que acabó amargado de la vida. Buenas noches.

05 febrero, 2006

Clarividencia (Parte 3)

Se pusieron a bailar en un lado de la pista, disfrutando de la música. Ana era sin duda el centro de la atención masculina y lo sabía. Se deleitaba espantando a todo aquel que se le acercaba a invitarla a una copa o a susurrarle proposiciones al oído.
La noche avanzaba y el local iba llenándose cada vez más. Los grupos de gente entraban y salían deslizándose entre la masa de jóvenes que bebían, bailaban y charlaban a gritos. De repente, el corazón de Celeste se aceleró al ver que Jorge, su compañero de clase, entraba por la puerta del pub junto con otros tres chicos. Estaba guapísimo con aquel sueter negro y los pantalones vaqueros algo ceñidos. En ese momento, el resto del mundo dejó de existir. Sólo le era posible escuchar el latido de su corazón mientras le observaba avanzar entre la gente como a cámara lenta. Ana y Sandra conversaban animadamente y no se percataron de su distracción repentina.
Los recién llegados se detuvieron junto al bar, a una distancia prudencial de ellas. Jorge se inclinó sobre la barra, pidió una copa y mientras esperaba su bebida tamborileó con los dedos sobre el mármol. Al levantar los ojos, se encontró con los de Celeste, a la que pilló por sorpresa. La saludó con un ligero movimiento de cabeza, al que ella respondió del mismo modo. Celeste pensó que si fuera más valiente se acercaría a hablar con él, pero avergonzada, bajó la mirada y apuró su vozka con limón. Cuando se atrevió a mirarle de nuevo, él conversaba con uno de sus amigos. Sin embargo, le pareció que miraba de nuevo hacia donde ella estaba. No, no la miraba a ella. Estaba mirando a Ana. La observó con interés durante unos segundos, mientras uno de sus amigos le hacía algún comentario al oído que le hizo sonreír.
Celeste sintió como una oleada de decepción se apoderaba de ella, pero se dio la vuelta para unirse a sus amigas e intentar olvidar lo que acababa de ver. Sin embargo, alguien más estaba mirando a Ana con interés hacía un buen rato, y decidió que ya era hora de hacerse visible. Paco se acercó a ellas y cogió a Ana por la cintura.
- Por fin te encuentro. Sabía que hoy te vería por aquí.
Ana se deshizo de sus manos y le apartó de ella.
- Paco, por favor. Te he dicho mil veces que no me hagas eso. Déjame, ¿no ves que estoy con mis amigas?
- Sí, ya lo veo... Lo que veo es a un montón de moscones esperando la oportunidad de tirársete encima. Sólo quiero protegerte.
- Protegerme dice, ja. Pues para que te enteres, no necesito tu protección. ¿Y si resulta que me gusta alguno de esos moscones?
Paco la cogió del brazo con fuerza.
- Que le parto la cara y se le quitan las ganas de volverte a mirar. –Susurró.
- Ya está bien, Paco. ¡Hemos terminado! ¡¿Cuántas veces quieres que te lo repita?! ¡Suéltame!
- Vale, vale, no te pongas nerviosa, tía. –Dijo Paco levantando los brazos.- Estaré en la barra, por si me necesitas.
Y dicho esto se apartó de ella. Durante el resto de la noche no le quitó el ojo de encima a Ana, lo que hizo que ella se pusiera cada vez más nerviosa.
- Tías, me largo, no lo aguanto más.
- Sí, es tarde, vámonos,- dijo Sandra.

El lunes por la mañana, Celeste se levantó extrañamente descansada y sin recordar que hubiera soñado en toda la noche. “Por fin me he librado de esos endemoniados sueños”, se dijo mientras se arreglaba para ir a clase. Tras prepararse el almuerzo y comprobar que su compañera de piso se había vuelto a dejar el friegue en la pila, suspiró y salió de casa.
Cuando volvió a mediodía a su piso comprobó el contestador, como de costumbre y vio que había un mensaje. Lo escuchó mientras descargaba la mochila y se quitaba la chaqueta. “Celeste, soy Sandra” en su voz había preocupación “Estoy en casa de Ana, con ella... Alguien le prendió fuego a su coche ayer por la noche y está muy nerviosa, piensa que la quieren matar... Vente si puedes cuando escuches esto... Hasta ahora”. Celeste, desconcertada, se dejó caer en la silla que había tras ella e intentó poner orden en los pensamientos que se agolpaban en su mente. ¿Era posible que el sueño que había tenido durante las últimas noches estuviera relacionado con lo que le había pasado a Ana? Por un momento, recordó de nuevo el fuego consumiendo el coche de su sueño, el calor, el humo. No, era sólo una casualidad. Pero una casualidad que no dejaba de ser curiosa. Se volvió a poner la chaqueta y se dirigió a casa de Ana. Cuando Sandra le abrió la puerta se encontró a su amiga llorando en el sofá. Estaba furiosa.
- Le voy a denunciar, le voy a denunciar por esto y... y... por acoso. –decía Ana entre sollozos.
- Lleva así un buen rato. –explicó Sandra.
- ¿Quién ha sido? –preguntó Celeste.
- La policía no ha encontrado ninguna pista todavía. Puede que hayan sido unos gamberros que...
- ¡Ha sido él, estoy segura! –gritó Ana- pero se va a enterar de quién soy yo.
- Cálmate, Ana, ¿de quién estás hablando? –preguntó Celeste sentándose a su lado e intentando consolarla.
- Ella cree que ha sido Paco.
- ¡Es un psicópata degenerado! Sólo así se explica que me haya quemado el coche.
- Yo creo que es mejor no precipitarse en acusar a nadie, hasta que la policía encuentre alguna prueba. –Recomendó Celeste- Además, me temo que Paco no es único chico al que has rechazado últimamente. Acuérdate de Sergio, que no te dejaba en paz.
- ¡Pues yo estoy segura de que ha sido Paco! Y más le vale no pasear su careto delante de mí porque no respondo de mis actos.
Celeste decidió ahorrarse el comentario sobre el extraño parecido entre su sueño y lo ocurrido. Ana no estaba para que le contaran cuentos chinos.
El fin de semana siguiente las tres amigas quedaron para ir a ver un concierto de Rock en una sala de las afueras de la ciudad. Cómo Ana se había quedado sin coche, Sandra se había ofrecido a llevarlas en el suyo, un viejo Renault heredado de su padre. Celeste se encontró con Ana en su portal, donde habían quedado con Sandra.
- ¿Estás mejor?
- Sí, qué remedio, tendré que joderme y resignarme. –Se sacó un pitillo del bolso y lo encendió. –Le he contado a la policía lo de Paco, pero sin pruebas no pueden hacerle nada. Me da una rabia...
- Ten paciencia y verás como se aclara todo.
- Cambiando de tema, que éste no me gusta mucho, espero que Sandra traiga a su amiguito, me muero por conocerlo. Ah, ahí viene...Pero joder, si viene sola.
Sandra se detuvo con el coche frente a ellas.
- ¿Dónde te has dejado a David? Ana se muere por conocerlo.
- Eh, y tú también, no disimules. Pero que conste que es un interés de amigas, para comprobar que no te has liado con el tío equivocado.
- Ya... No os preocupéis. Va a venir al concierto.

30 enero, 2006

Memorias de una geisha

La semana pasada fui a ver la esperada película que ha llevado a la pantalla el bestseller de Arthur Golden, Memorias de una geisha, cariñosamente llamada en mi hogar "la china cochina". Antes de entrar en mis valoraciones sobre el film he de decir en mi defensa que cuando entré en el cine no había leído la novela, ni tengo puñetera idea de cultura japonesa, por lo que es cierto, mi opinión no vale un pepino, pero os la vais a tragar de todas maneras, je je.
Todo este rollo es para decir que la película me gustó bastante. De hecho, me gustó tanto que he decidio coger el libro por banda y ya voy por el capítulo 6. Según una amiga que podría decirse que es medio japonesa adoptada, la película está mal documentada, aparte de que las actrices son chinas y no japonesas, como cabría esperar. Personalmente, y supongo que como yo la gran malloría de los españoles (y no digamos americanos) que se ha tragado las 2 horas y media de peli, no distingo unos ojos chinos de unos japoneses o de unos coreanos.
Recuerdo cuando estuve en Nueva York en verano del 2000, donde estudié con varios estudiantes orientales. La mayoría eran japoneses, pero también los había coreanos, taiwaneses y chinos. Me resultó muy curioso que entre ellos se distinguían perfectamente. Un día le pregunté a uno de ellos, japonés casualmente, de qué manera podía yo distinguir las diferentes nacionalidades. Vamos, le pedí que me diera una pista. Sin embargo, por mucho que el chico se esforzó, la diferencia me parecía tan sutil que lo di por imposible. Los únicos un poco más claros eran los taiwaneses, más morenitos de piel. Pero por los ojos ni hablar. Lo he vuelto a hacer, irme por los cerros de Úbeda. Ya vuelvo.
Que la película esté producida por Steven Spierberg ya debería darnos pistas sobre la importancia puesta en detalles tan "nimios" como la fidelidad al libro. Lo primordial es que sea comercial y la gente coma muchas palomitas. Que la crítica la echa por los suelos, da igual, el que manda es el público.
Supongo que lo que me ha fascinado es esta pequeña aproximación al desconocido mundo de las geishas, que desde nuestra mente occidental se ven como meras prostitutas de lujo, cuando en realidad no son eso ni por asomo. Alrededor de ellas se mueve la alta sociedad japonesa, un mundo sutil, que no por ello deja de ser perverso. Ser geisha en aquella época te daba la oportunidad de codearte con hombres importantes, incluso el poder para dominarlos en cierta forma. La geisha era la belleza personificada, la perfección, el verdadero amor para muchos hombres atados a un matrimonio por conveniencia. Siempre atenta a sus deseos, siempre servicial, siempre discreta, pero, y en esto se diferencian de las prostitutas, siempre con dignidad.
El libro, al menos hasta donde he leído, regala muchos más detalles y es mucho más poético en cierto sentido. El problema con el que me encuentro, es que me es imposible desvincularme de la película cuando leo. Quiero decir que me veo privada del placer que produce leer un relato y construirte tus propias imágenes sobre él. En vez de eso veo las escenas de la película y sus actrices "chinas". En fin, no todo puede ser perfecto. Seguiré con el libro y ya os contaré mis impresiones.

18 enero, 2006

Depilación láser, el nuevo martirio femenino

Acabo de llegar de mi primera sesión de depilación láser. El aparato tiene un nombre muy tierno, Alejandrita, pero su propósito principal es martirizar la zona de tu cuerpo que hayas decidido depilarte, con unas sensaciones hasta ahora desconocidas. Mira que a las mujeres nos gusta sufrir.
Antes era la cera caliente. Embadurnarte con ese mejunje que a menudo estaba demasiado caliente y luego arrancarte los pelos de cuajo. Y ese escozorcillo que se te queda después como si lo que te hubiesen arrancado fuera la piel a tiras. Umm, qué gusto. Y luego inventaron la cera tibia, que sí, para las que tengan microondas genial, pero yo tenía que calentarlo al baño maría, y cuando iba por un cuarto de pierna me tocaba volver saltando a la pata coja a la cocina para recalentar la cuestión, porque se había quedado como una piedra.
Más tarde salió lo más moderno: la "Epilady". Que vamos, al que inventó el aparatito (porque seguro que fue un condenado hombre), le iba yo a decir un par de cosas bien dichas. Las primeras que sacaron al mercado te cogían el pelo, te lo retorcían con saña, y luego lo arrancaban. Todo poquito a poco, no vaya a ser que sufras poco. Y luego ponía en las instrucciones (je,je, qué gracia) que había que pasarse la máquina con la piel seca. ¡Pero cómo va a estar seca, si normalmente te depilas en verano con 40 grados a la sombra y encima sudas la gota gorda cada vez que ves acercarse la maquinita a tu pierna! No tenía sentido, la verdad. Y claro, el bicho empezaba a saltar como desbocado porque no resbalaba bien por la pierna sudorosa. Un follón.
Aunque yo siempre he sido partidaria de la sencillez de la cuchilla. Llamadme cobarde si queréis, pero no hay nada mejor para tener unas piernas perfectas y aterciopeladas. Lo había probado todo. Y el año pasado se puso de moda la depilación láser. Mi prima iba a empezar a hacérselo y me entró curiosidad. Este mes, por fin, me he decidido a probar. La propaganda que me hicieron no fue muy buena. "Sientes como un pequeño pinchacito". Genial, y yo tengo fobia a las agujas. "No mujer, pero no es lo mismo". Sí sí, ya veremos.
El caso es que me he plantado allí con cara de susto y cuando me he tumbado en la camilla me he puesto tiesa como un palo, a la defensiva. La chica ha bromeado con nosequé, no me acuerdo la verdad, y yo he soltado una risilla exagerada y artificial, de puro nerviosismo. Para no verlas venir, te dan unas gafas opacas muy monas, tipo Solmanía, por lo que a veces estás tan tranquila y "chaca", te enchufan un disparo de láser dónde menos te lo esperas. Pero no voy a ser exagerada. Se sufre más o menos como en una sesión de cera. En general me ha gustado la experiencia. Sobre todo me ha gustado que después de unas cuantas sesiones no tendré que volver a depilarme nunca más. Bueno, dicen que es bastante efectivo, que a lo mejor te toca hacerte un repaso una vez al año o cada dos años, pero vale la pena. Ya iré contado mis progresos. Se supone que ahora veré caer mis pelos como las hojas de los árboles en otoño. ¡Qué poético! En fin, un método más, que espero sea el definitivo, para librarnos de esa parte nuestra tan antiestética y acabar con todos estos siglos de martirio y sufrimiento que hemos padecido las mujeres. Que así sea, ¡Viva la depilación láser!

04 enero, 2006

Nip Tuck 3, comentarios a posteriori

Un comentario del blog me da la oportunidad de hablar otra vez de mis doctores favoritos, aunque en el apartado de Cine y TV de este blog hay ya dos entradas dedicadas a sus aventuras y desventuras en esta tercera temporada de la serie, que finalizó en USA el pasado 22 de diciembre.
Para ti, Nadia, aquí va un resumen de lo que sucede en estos apasionantes 15 capítulos. Los que no quieran saber nada, que dejen de leer en este momento (je je):
El final de la segunda temporada nos dejaba con el corazón en un puño al ver cómo Christian era víctima del violador. ¿Cómo narices le llama en español? Pues bien, en el primer capítulo de la tercera temporada vemos su entierro, pero resulta ser un sueño de Christian, porque el psicópata no lo mata, sólo le deja un rasguño en el cuello de recuerdo (a parte de hacerle otras cosas desagradables. Piensa mal y acertarás).
Julia le pide el divorcio a Sean y Christian sigue con Kimber (creo recordar que ya estaban juntos en la segunda temporada), aunque después del trauma del psicópata, él ha cambiado bastante.
Como Sean no quiere seguir en el negocio con Christian, se mete a trabajar en el programa de protección de testigos, operandole la cara a gente amenazada que debe cambiar de vida y desaparecer. El problema viene cuando surge algo entre una de las pacientes, mujer de un mafioso condenado, y nuestro querido doctor. Sean se plantea unirse a la protección de testigos con ella.
Para cubrir el hueco de Sean en la consulta, aparece Quentin. Este nuevo doctor tiene un carácter muy peculiar y la moral más "relajada" que Christian, que como he dicho, no está en su mejor momento. Quentin le pega a todo, hombres y mujeres, como pueden comprobar Sean y Christian cuando salen con él. Hasta el propio Christian alucina con él.
Por otra parte, el violador sigue suelto y haciendo de las suyas. Para atraparle, el gobierno americano pide ayuda a Londres, de donde llega una atractiva detective muy mordaz y especialista en crímenes sexuales. Lo primero que hace es entrevistar a Christian. Escena muy divertida, porque ella intenta sonsacarle información y quiere que reconozca que el criminal le violó, mientras él le tira los tejos o el tejado entero pa llevársela al huerto. Con esta chica pasan muchas cosas... En cuanto al violador, se desvela su identidad en el último capítulo de la temporada, por lo que te comes las uñas hasta entonces. Todos parecen sospechosos.
El relajamiento de Christian se trunca repentinamente tras el episodio de la boda. Se vuelve más inestable que antes y tiene una relación masoquista con una pobre chica, a la que machaca psicológicamente.
Matt, por su parte, se ha transtornado con el descubrimiento de su verdadero padre, la ruptura con Ava y la noticia de que era un hombre. Encima ahora se separan sus padres, con lo que se le va bastante la olla y hace locuras a mansalva. Ahora lleva el pelo rapado y, tras liarse con un transexual y darle una paliza, se pone a salir con una chica neonazi, lo que le trae muy malas consecuencias.
Julia se monta un negocio de Spa con Gina y la anestesista, y le va genial. En su nuevo estado de soltera independiente se permite unas canitas al aire, y algún roce con Quentin, el nuevo doctor, para desesperación celosa de Sean y Christian.
Creo que eso es todo lo que puedo contar más o menos. Pero seguro que pondrán la tercera temporada en España. Por lo que he leído la segunda ha tenido bastante audiencia en Canal 9 y TV3. Además, en USA ha arrasado la tercera temporada. El último capítulo lo han visto más de 5 millones de espectadores. En cuanto sepa algo os lo cuento. Paciencia, y si no la hay, siempre queda la versión original, y por ahí circulan subtítulos en español.