31 octubre, 2005

La Pupila Azul (Parte 5)

Su poder iba aumentando. A los quince años fue capaz de dominar una mosca con su mente y hacer que volara hacia donde ella quisiera. Hacía tiempo que intentaba usar su habilidad con animales, pero siempre había sido en vano. Cada vez que fracasaba en su intento, se preguntaba el por qué, pero nunca hallaba una respuesta. Hasta que aquel día, en el comedor del orfanato, se le ocurrió preguntarse lo que pensaba esa mosca pequeñita, que no parecía tener otro propósito más que incordiar. La siguió pacientemente con la mirada e intentó comprender su comportamiento, su modo de vivir. La miraba fijamente, concentrada, y le pareció ver la habitación desde otra perspectiva, le pareció sentir el movimiento de las pequeñas alas. Era una sensación nueva y emocionante para ella, pero no dejó que la excitación la desconcentrase. La mosca se posó sobre la mesa y libó una diminuta gota de zumo de naranja, que había quedado allí después del agitado desayuno. Luego, se limpió finamente las patas delanteras, y alzó de nuevo el vuelo, en busca de más restos. Le quedaba poca vida, y ella lo sabía, así que debía alimentarse todo lo que pudiera y poner pronto sus huevos, para poder, finalmente, morir en paz. Celeste captó todo esto en una décima de segundo, justo cuando la mosca desaparecía de su vista. Pero eso no era problema. Sentía su presencia, así como la de otras muchas que tenía a su alrededor. Sin embargo, ahora las distinguía perfectamente. En ese momento, un destello azul brillante se reflejó en sus pupilas, y penetró fácilmente en la pequeña mente del insecto. Hizo que volara hasta su mesa, y se posara sobre un trozo de pan. “¡¡Plaf!!”, un diestro golpe de servilleta acabó con su experimento. Se quedó mirando a la mosca y sonrió, mientras oía la voz distante de sus compañeras de mesa: “Ni siquiera ha intentado escapar, debía estar atontada”. Sí, aún le faltaban reflejos, pero todo llegaría a su debido tiempo.
Su nueva experiencia le hizo dedicarse plenamente al estudio de los animales, y no practicaba con otra cosa. A la mosca siguieron todo tipo de insectos, luego los pájaros, los gatos, perros y demás especies. Podía modificar sus conductas a su antojo, y disfrutaba enormemente con su dominio. Era como si entrara en sus mentes a través de los ojos, y activara algún tipo de resortes, para hacer que el animal le obedeciera. Era fácil, sólo tenía que concentrarse.
Y no fue hasta los diecinueve años, cuando llegó a dominar la mente de un ser humano. Resultó bastante más complicado de lo que esperaba, pero en ningún momento lo consideró imposible. La mente humana poseía tal multitud de pensamientos, sensaciones, detalles y zonas desconocidas, que, al principio, se encontraba algo perdida dentro de ella, tratando de analizarlo y comprenderlo todo. En algunos animales ya había observado rasgos individuales, exclusivos de ese animal, pero el resto formaban parte del instinto de la especie. Esto hacía que, cuando Celeste conseguía adentrarse en la mente de un nuevo animal, ya era capaz de dominar a cualquiera de su misma especie. Pero en los humanos, la mayor parte de la mente estaba constituida por rasgos individuales, y tenía que analizar a cada persona por separado. A esta dificultad, se unía la de que los seres humanos poseían una especie de barrera protectora, que hacía más difícil el acceso a ellos. Había personas que tenían esta defensa mental bastante resistente, y otros a los que a penas les protegía. Pero Celeste consiguió evitarla con la práctica. Empezó con los niños, cuya mente aún no se había desarrollado por completo. Luego, siguió con los adultos. Después de dos años, su velocidad de comprensión había aumentado notablemente. Tardaba unos tres segundos y once décimas en dominar la mente de un ser humano. Era capaz de leer sus pensamientos, incluso de cambiarlos, mientras lo miraba a los ojos. Todos se quedaban quietos, parecían hipnotizados frente a aquellas pupilas de un azul brillante. No se daban cuenta de nada, no intentaban detenerla, todo era tan sencillo...

Los placeres de estar enferma

Últimamente no levanto cabeza. La semana pasada, después de recibir el mismo consejo de muchas personas, decidí acercarme a una academia de esas que preparan para las oposiciones. Dado mi estado de inactividad actual, me dije que no era mala idea explorar nuevas posibilidades laborales.
Allí me cogió por banda un comercial de esos que son capaces de venderte hasta a su madre. Con un parloteo contínuo trató de convencerme de que el mundo de las oposiciones estaba hecho para mí. Y como saben venderlo tan bien y se aprovechan de tu situación de crisis existencial (dícese "¿pa qué narices habré estudiado yo esto y habré enfocado mi carrera hacia un campo sin posibilidades laborales?"), estuve a punto de picar.
Suerte que decidí rechazar el boli y el documento de matrícula que me ponía en las narices y decidí pensármelo mejor. Después, en la intimidad de mi hogar, me fui desintoxicando de tanta palabrería y me di cuenta de que eso no es lo que realmente quiero. Si quisiera simplemente un trabajo con futuro habría empezado por estudiar ciencias y luego una ingeniería. Pero hace mucho tiempo que decidí dedicarme a algo que me llenara y me hiciera sentirme realizada. Y si para ello tengo que estar un año en el paro o trabajando temporalmente en otra cosa, lo haré. Lo que tengo muy claro es que no quiero estar toda mi vida en una oficina sentada haciendo algo que no tiene sentido para mí, aunque sea de funcionaria.
Y pasada mi crisis ocupacional ayer me levanto con cierto carraspeo que a lo largo del día se convierte en un trancazo impresionante. Menos mal que existe esa fantástica droga llamada Frenadol, que te deja medio catatónica, pero eso sí, sin dolor de cabeza y sin moquitos.
Lo que me gusta de estar enferma es la atención que te presta todo el mundo y que se caracteriza por esa carita de "pobrecita mía" acompañada de la típica frase "¿Cómo estás?". Y tú siempre contestas con voz apagada y algo aniñada que ya estás mejor, mientras tu madre te sermonea por teléfono con sus consejos de la botica de la abuela y te aconseja no salir de casa.
Todos te lanzan los besitos con la mano para no contagiarse y ¡te traen la comida a la cama! Por supuesto nada de cocinar o limpiar, no vayas a ponerte peor, para eso están los demás. Tu apetito se reduce ligeramente, con lo que con un poco de suerte, te quitas un par de quilos de encima, que recuperás multiplicados cuando te pongas bien, claro. Pero eso no importa. La vida es bella desde tu cama y tu sofá, simpre y cuando no falte la tele, el paracetamol y una buena compañía.

27 octubre, 2005

La Pupila Azul (Parte 4)

Fue a los trece años cuando finalmente la llevaron a un psiquiatra. Al final, su madre se había salido con la suya. Éste le hizo multitud de pruebas, y dijo que la niña no parecía tener ninguna enfermedad mental, pero que había algo extraño en ella y que quería observarla durante un tiempo. Él se mostraba cariñoso con ella, y le preguntaba por sus cosas, le proponía juegos intelectuales... Pero ella se negaba a contarle nada. Se limitaba a escuchar las preguntas, mirándole con ojos ausentes. Sin embargo, el doctor no se dio por vencido, ni tampoco hizo ver que le enfadara el comportamiento de la niña. Sí, hacía realmente bien su trabajo. Y así, poco a poco, al cabo de muchas sesiones a solas con el doctor, la niña fue abriéndose y empezó a confiar en él. Llegó a considerarlo su amigo, el único amigo humano que había tenido nunca. Era tan amable, tan comprensivo... que, un día, decidió mostrarle su capacidad de mover las cosas. Trasladó un vaso lentamente desde la mesa del doctor hasta su mano, y viceversa. El hombre abrió los ojos como si se le fueran a salir de las órbitas, y se levantó de su asiento, temblando. Balbuceó que volvía enseguida, y salió apresuradamente de la habitación. Su único amigo le había fallado, le tenía miedo. Poco después, ese hombre en el que ella llegó a confiar la separó de sus padres. Les dijo que su hija estaba loca y que era mejor que permaneciera en un psiquiátrico. Ella no quería irse, pero sus padres dijeron que era por su bien. Recordaba su despedida con un beso, a la puerta de la consulta del doctor. Y entre sus lágrimas, oyó la voz de su madre: “Pronto volverás a casa, cuando te pongas buena”. Esa fue la última vez que la vio.
No fue a un sanatorio donde la llevaron, porque lo que quería hacer el doctor era investigarla, experimentar con su poder. Aquello era un gran laboratorio lleno de animales extraños y seres que difícilmente se podrían clasificar como animales. Allí todos la trataban como si fuera un objeto exótico que acabaran de descubrir, y no dejaban de observar su comportamiento. La observaban, todo el mundo la observaba. Su madre, el doctor, los investigadores... ¿No podían entender que ella quería estar sola?
No tardó mucho en escaparse de aquel lugar. Abrió fácilmente las puertas de seguridad, los códigos de números no eran ningún secreto para ella. Y cuando al fin salió de allí, juró que no volvería a enseñar su juego a nadie. Nunca volvió a casa. Siempre había sospechado que sus padres no la querían, y ahora que la habían abandonado, se dijo que sus sospechas eran ciertas. La acogieron en un orfanato y cuando fue mayor de edad, subsistió trabajando de sirvienta en algunas casas de la alta aristocracia. Pero esto no importa demasiado.

El salto

Aquí os dejo un maravilloso poema de León Felipe (1884-1968), escrito en los últimos años de su vida. Muy apropiado para mi estado depresivo de hoy. Su título es "El salto":

Somos un caballo sin memoria.
Somos un caballo
que no se acuerda ya
de la última valla que ha saltado.

Venimos corriendo y corriendo
por una larga pista de siglos y obstáculos.
De vez en vez, la muerte...
¡El salto!

Y nadie sabe cuántas
veces hemos saltado
para llegar aquí, ni cuántas saltaremos todavía
para llegar a Dios que está sentado
al final de la carrera
esperándonos.

Lloramos y corremos,
caemos y giramos,
vamos de tumbo en tumba
dando brincos y vueltas entre pañales y sudarios.

24 octubre, 2005

La Pupila Azul (Parte 3)

Esa fue la razón de que saliera aquella tarde, meciendo a su muñeca mientras le murmuraba una melodía suave. Se detuvo de repente. Los chicos del barrio estaban frente a ella, mirándola. Uno de ellos dijo algo, no recordaba bien qué, y todos se pusieron a reír. Se estaban burlando de ella, como siempre. Le llamaban “la muda” o “la subnormal”. A esas bromas siguieron muchas otras, hasta que uno de ellos señaló la muñeca que ella tenía en los brazos. El más alto se acercó, y ella, adivinando sus intenciones, se aferró a su amiguita de trapo desesperadamente, mientras él intentaba arrebatársela. El forcejeo no le sirvió de nada, y el muchacho se hizo con el preciado juguete. Los chicos se alejaban pasándose la muñeca unos a otros, y ella les siguió, pidiéndoles que se la devolvieran, casi al borde de las lágrimas. Un coche se acercaba a gran velocidad, y uno de los muchachos arrojó la muñeca en medio de la carretera. La niña se dio cuenta de que, por mucho que corriera, no llegaría a tiempo. Así que paró en seco y se puso a llorar, mientras los chicos la zarandeaban. Era su amiga, su única amiga, y estaba a punto de ser destruida. El vehículo estaba a escasos metros de la muñeca cuando ella alargó sus bracitos y lanzó un grito desesperado: “¡Nooo!”, al mismo tiempo que un destello azul brillante se reflejó en sus pupilas. La muñeca se trasladó rápidamente a los brazos de la niña, como atraída por un imán poderoso, y los bromistas escaparon aterrorizados, diciendo que era un monstruo.
Le costó entender lo que había ocurrido realmente, y durante un tiempo no logró repetirlo. Pero al final averiguó que podía hacerlo de nuevo si pensaba en el incidente. Sólo tenía que volver a sentirse como se sintió en aquel momento, lo que le resultó algo difícil al principio. Después, ya no necesitó sentirlo, sólo recordar lo ocurrido. Y al cabo de un tiempo, consiguió hacerlo sólo con desear que su muñeca se moviera. Siempre con su querida muñeca. Pero si podía moverla a ella, por qué no lo demás. Se dio cuenta de que conocía la naturaleza de las cosas. Cuando las miraba sabía todo acerca de ellas, las comprendía y se identificaba con ellas. Por eso era capaz de dominarlas con su mente. Empezó con objetos pequeños, de poco peso. Pero observó que no le costaba más mover una cosa porque pesara más. La fuerza de la mente no tiene que ver nada con la del cuerpo, y eso ella lo aprendió enseguida.
Le gustaba mover los muebles de su casa, o simplemente, hacer que flotaran durante unos segundos. Claro que, no podía practicar muy a menudo, porque su madre estaba casi siempre en casa. Pero cuando salía o se iba a hacer las tareas domésticas, ella se dedicaba a perfeccionar su técnica. Ya ponía los objetos exactamente donde quería y controlaba la velocidad. El poder de su mente iba aumentando con la edad y la práctica.

Belly Dancing Queen

Parece que fue ayer cuando empecé la primera clase de la antiquísima danza oriental, más popularmente conocida como "danza del vientre", pero ya llevo 8 meses moviendo el "cucu". Al principio parecía imposible imitar los movimientos de la profesora. Este tipo de danza te exige mover músculos que no sabías ni que existían, principalmente de la espalda y las abdominales. La cadera realiza giros desconocidos y el cuerpo se ondula al ritmo de música árabe.
Cada vez que ves un nuevo paso piensas "imposible, yo no puedo hacer eso". Pero la práctica hace milagros y después de una hora retorciéndote delante del espejo y ordenándole a ese músculo que se mueva sin resultado, consigues localizar la parte de tu cerebro que gobierna ese maldita zona.
Lo más complicado, a mi entender, es separar el cuerpo en dos partes, delimitadas por la cintura, y moverlas por separado, sin que el resto acompañe. Y luego está Shimmi, ese movimiento en el que la bailarina bate la cadera arriba y abajo a una velocidad increíble pero, eso sí, sin mover el resto del cuerpo. En estos momentos me es imposible mantener ese paso más de 10 segundos. Al preguntarle todas a la profesora cómo es capaz de mantener vibrando la cadera indefinidamente contesta: "práctica. Haced esto cuando habléis por teléfono, cuando cocinéis, cuando veáis la tele..." Así que ahí me veis a mí por casa como una tonta moviendo el culo mientras plancho. Y la cosa no acaba cuando logras controlar el Shimmi en sí, porque luego tienes que hacerlo mientras avanzas o haces otros pasos de baile.
Es una disciplina difícil, pero vale la pena intentarlo por lo bonita que es. Creo que es muy recomendable para todas las mujeres, independientemente de su condición física. La danza oriental nos invita a descubrir y a expresar nuestra sensualidad y energía femenina, ayudándonos a mejorar nuestra autoestima y a mantenernos en forma de manera divertida y sin grandes esfuerzos aeróbicos. ¡Animaros chicas! Además, os aseguro que vuestros chicos no protestarán.

19 octubre, 2005

La Pupila Azul (Parte 2)

Se incorporó y miró a su alrededor, tenía sed. En una esquina de la plaza había una máquina de bebidas. Perfecto. No tenía dinero, pero eso no era problema. Sólo debía asegurarse de que no había nadie en la calle que pudiera verla. Sonriendo, alzó su mano derecha y se concentró. Se levantó una suave brisa que hizo que sus cabellos negros se balancearan en la oscuridad. Sus ojos parpadearon dos o tres veces violentamente, y un destello azul brillante se reflejó en sus pupilas durante un momento; luego, desapareció. “¡Plic!”, algo metálico había golpeado en su mano. Abrió el bote de refresco y bebió con ansia.
No lograba recordar cuando fue la primera vez que movió algo con la mente. Quizás tuviera cinco o seis años. Sin embargo recordaba perfectamente cómo ocurrió. No, no le gustaba pensar en ello. Aquel día... Sí, fue aquel día de otoño, al atardecer. Recordaba que el sol ya estaba desapareciendo en el horizonte de la pequeña ciudad, cuando ella salió a la calle; y que soplaba un viento desapacible, moviendo las hojas secas que se esparcían sobre la acera. Sus padres no se habían enterado de que se había ido, de lo contrario, no la hubieran dejado. La vigilaban casi constantemente, creyendo que ella no se daba cuenta. Pero le gustaba estar sola, y aprovechaba cualquier oportunidad para escaparse de su vista. Sus padres se habían distanciado de ella hacía tiempo. Quizás era porque no sabían tratarla. Ellos habrían querido tener una niña normal, con la que pudieran jugar a cosas estúpidas, y a la que pudieran contar cuentos increíbles sobre papá Noel y Caperucita Roja. Pero no había sido así. Celeste era una niña reservada y distante, y su madre dijo un día que quizás fuera autista. Había leído en una revista que los autistas solían ser muy inteligentes, pero distantes de la realidad. Desde entonces, si hablaba con ella, lo hacía repitiéndole las cosas muy despacio, como si ella no pudiera comprender de otra manera. La niña la miraba de manera inexpresiva, sin entender su extraño comportamiento. Su padre siempre estaba trabajando, y cuando llegaba a casa no tenía tiempo para ella. Siempre le daba un beso de buenas noches, y le acariciaba la cabeza como si se tratara de un animalillo indefenso. Una noche les oyó discutir. Su madre hablaba de llevarla a un “especialista”, mientras que su padre decía que aún era muy pequeña para eso, que ya cambiaría con la edad. La riña acabó de repente. Sus discusiones siempre terminaban igual, nunca solucionaban nada. Pero su madre no descartaba la enfermedad, y la observaba en todo momento, como esperando que hiciera algo propio de una demente, y ella misma se delatara. A veces no podía soportar su mirada inquisitiva, y al menor descuido desaparecía de su vista.

18 octubre, 2005

Dark Light, I'm killing loneliness with you

Ya llegó Dark Light, el nuevo trabajo de HIM (His Infernal Majesty). El disco tiene alguna canción un poco "moñas" y con una melodía menos oscura de lo habitual. Me estoy refiriendo, por ejemplo, a la que da nombre al disco, balada muy alejada de otras memorables del grupo. Sin embargo, el resto compensa con creces esa pincelada de color rosa.
La verdad es que Love Metal no me entusiasmó demasiado, quitando dos o tres canciones, pero afortunadamente Dark Light vuelve a tener parte de ese sabor original de la banda que me enganchó en un principio. Superarse es difícil y de momento, en mi opinión, sus mejores discos son Greatest Lovesongs vol 666, con ese pedazo de escándalo de baladón llamado When Love and Death Embrace y, por supuesto, Deep Shadows and Brilliant Hightlights.
De éste último disco cabe destacar Killing Loneliness y Behind the Crimson Door, aunque como suele ocurrir con todos los discos, cuanto más lo oigo, más me gusta.
Otro disco que me tiene ahora mismo enganchada y cantando en la ducha es el nuevo de Amaral. Sí, ya sé que acabo de decir que una canción de HIM era moñas, je je. Pero es que a mi Valo no le pega eso. Hablando en serio. Había oído los anteriores discos y no me entraban. Sólo algunos singles como Te necesito me habían llamado la atención. Pero éste es otra cosa. A falta de una palabra mejor, ¡Qué potito! es. No me canso de oir Días de Verano, con ese violincito final que te pone los pelos de punta. Sí, sí, lo reconozco. Soy una mujer y tengo mucho de "moñas".

17 octubre, 2005

La Pupila Azul (Parte 1)

Se sentó en el banco de la plaza solitaria y dejó caer la cabeza hacia atrás. Cerró los ojos para intentar relajarse, pero las imágenes seguían estando allí. Llenaban su cabeza y no le dejaban pensar con claridad. Se sentía como en una nebulosa, como en un sueño del que no podía despertar. Con los ojos aún cerrados, contempló el cielo nocturno con su mente. Contó las estrellas en unos pocos segundos, y descubrió que había una nueva. Debía haber aparecido hacía pocas noches, ya que no se había dado cuenta antes de su presencia. Buscó un nombre apropiado para aquel diminuto punto de luz. Sí, Celeste 49881 era perfecto para ella. Aunque había otras 49880 con ese nombre, nunca se cansaba de él. Además, era imposible poner un nombre distinto a cada estrella. Sonrió. Contar estrellas la tranquilizaba enormemente. Llevaba practicando este ejercicio desde que era muy niña. Todas las noches, antes de acostarse, se arrodillaba junto a la ventana de su habitación y contaba los miles, los millones, los millones de billones de estrellas que era capaz de abarcar con su mente. Era un juego divertido y estimulante, que la ayudaba a conciliar el sueño. Seguramente, pensaréis que éste no es un juego muy común entre los niños, y quizás tengáis razón. Pero es que Celeste nunca fue una niña común.
No es que fuera un bicho raro, sólo una niña diferente. Su madre supo que era especial desde el mismo momento de su nacimiento, una noche de invierno en la que cayó una preciosa lluvia de estrellas. En el colegio, se dieron cuenta enseguida de que era más inteligente de lo normal. No tenía amigos, ni siquiera entre niños de su misma capacidad intelectual. Prefería estar sola, con su querida muñeca de trapo, porque los otros niños eran aburridos y no sabían divertirse como ella. Sólo hablaba con su muñeca, era la única que la comprendía realmente. No podía jugar con ella, porque era una cosa, y las cosas no se mueven, ni piensan, y casi no sienten. Pero saben aceptar a los demás seres tal como son, y se entregan totalmente a su voluntad. Celeste aprendió, poco a poco, a comprender a las cosas. Aprendió que si las tratas bien, es decir, si las cuidas y las usas a menudo, son muy agradecidas. Puedes confiar en que estarán allí, preparadas, cuando las necesites. Pero si las dejas olvidadas en un rincón, puede pasar que, cuando vayas a buscarlas, no las veas, aunque estés seguro de que las dejaste allí. O se estropean, o se rompen, o cambian de dueño. Sí, Celeste empezó a comprender a las cosas, y sólo cuando llegas a comprender realmente algo, eres capaz de dominarlo...

(Si quieres seguir la historia encontrarás las otras partes en los "Archivos" de octubre y noviembre de 2005)

16 octubre, 2005

Historias de mi otro yo

Mi afición por la escritura se remonta a poco después de aprender a unir letras para formar palabras. De pequeña escribía los cuentos que me contaban en versión reducida y acompañados de dibujos muy graciosos y primitivos. A medida que pasaban los años, descubrí que la escritura me permitía expresar muchas cosas que era incapaz de expresar de otra manera. No sé por qué pero siempre me ha resultado más sencillo plasmar sensaciones y sentimientos sobre el papel que expresarlos verbalmente. Supongo que es algo que he heredado de mi abuelo materno. Después de mis primeros pinitos desastrosos en el mundo de los cuentos infantiles, en la adolescencia me decanté por la poesía. Mi gran timidez me impedía relacionarme con la mayoría de la gente que me rodeaba. Los versos y las páginas de mis diarios eran mi instrumento de comunicación, el lugar donde expresaba mis frustraciones y mis momentos felices.
Pero años más tarde algo en mí me impulsó a escribir otro tipo de cosas. Una historia oscura me bullía en la mente, y sentía unos deseos enormes de plasmarla por escrito. Lo que me desconcertó de La Pupila Azul fue que todo lo que había escrito hasta entonces trataba sobre mí misma, pero aquel personaje era radicalmente distinto. Tuvieron que pasar unos años y otra historia oscura, Clarividencia, para que me diera cuenta de lo que estaba pasando.
Ambos relatos hablaban sobre mí. Pero no sobre la parte bonita y agradable de mí, sino sobre la parte oscura. Porque aunque algunos se nieguen a aceptarlo, todos tenemos dos caras y hay ciertas partes de nosotros mismos que rechazamos, que escondemos y que a veces nos avergüenzan. Es lo que muchos autores denominan "la sombra" del ser humano. Leyendo aquellas historias reconocí ciertos aspectos de mi personalidad llevados al extremo. El primero trata sobre el afán de control y manipulación, mientras que el segundo se centra en uno de mis pecados capitales por excelencia: la envidia.
Actualmente estoy enfrascada en El Embrujo, otra de estas historias sobrenaturales. En esta ocasión el tema centrar es la obsesión amorosa. Poco a poco iré introduciendo estos relatos en el blog, aunque en pequeñas dosis, porque son un pelín largas para encasquetarlas en un sólo post.

15 octubre, 2005

Tercera Temporada de Nip Tuck


Por fin me ha bajado el primer capítulo de la tercera temporada de Nip Tuck. El único sitio donde echan la serie ahora mismo es en la Fox americana, pero gracias a las maravillas de las nuevas tecnologías la he podido ver en exclusiva en versión original. La verdad es que no estoy muy acostumbrada a ver pelis ni series en V.O. Me da mucha pereza esforzarme en enterder algo que se supone que tiene como propósito sentarse y que te den las cosas hechas. Porque la tele no te pide más que ver y escuchar, cosa que hacemos automáticamente. Pero ver algo en inglés requiere fruncir el ceño y buscar en el rinconcito del cerebro donde reside el entendimiento de otras lenguas. Uf, eso es mucho más cansado. Anyway, me planté delante de la tele durante 1h y media, que es lo que dura el primer capítulo y lo entendí casi todo (¡hurra!) Cuando hay interés... Y es que no podía esperar a que saliera la tercera temporada en España. Se quedó tan emocionante. Además, había visto el preview (Echad un ojo al link Season 3 Preview) y me picó demasiado.
Aprovechando mi momento "kit kat" laboral (me gusta llamarlo así), he decidido recuperar mi inglés. Aunque cuando trabajé en la Federación de Sordos de vez en cuando caía en mis manos algún que otro texto para traducir, me tocaba hacer alguna llamada a socios de proyectos europeos, e incluso interpretar inglés-Lengua de Signos en conferencias, me sentía muy insegura porque hablaba inglés muy de vez en cuando. Así que hará unas dos semanas puse un anuncio en internet ofreciendo conversación en español a cambio de conversación en inglés con nativos. La semana pasada empecé a quedar con una chica inglesa que necesita mejorar su español y esta semana he conocido a otra. De manera que practicaré inglés dos veces a la semana sin necesidad de asistir a tediosas clases de gramática o hacer ejercicios de fill in the gaps. Otro de mis propósitos es ver más metraje en V.O. A ver si lo consigo.
De momento ya me he tragado el primer capítulo de esta serie que engancha hasta la médula. La tercera temporada promete. No quiero destripar nada, pero promete seguir en su línea. Es decir, promete más casos de cirujía estética inverosímiles y más escarceos amorosos de Cristian Troy. Por cierto, ¡me encanta su voz en V.O! Y apuesto a que en esta temporada cae la Julia, fijo. Ahhh, ¡Que la echen ya en España! Seguiremos informando.

11 octubre, 2005

Epidemia de Amor

Esta "disertación científica" sobre el amor la escribí hace ya unos cuantos años. Sigo pensando que el fenómeno del enamoramiento tiene muchas similitudes con un virus, y si no me creeis, leed y opinad.

Epidemia de Amor

El amor es una enfermedad muy común entre la raza humana. Se ha comprobado que el 99% de la población mundial la está padeciendo o la ha padecido en algún momento, y que afecta igualmente a hombres y mujeres.
Se sabe que antes de producirse, ha existido un contacto visual, auditivo, y en algunos casos táctil, con una persona del sexo contrario (preferentemente). Los primeros síntomas aparecen inmediatamente después. Primero, se experimenta un sobresalto y el corazón comienza a latir ligeramente más de prisa. Con estas sensaciones, se puede estar casi seguro de que la enfermedad ya se está desarrollando.
En la segunda fase o de incubación, el individuo se muestra inquieto y apenas habla. Se queda pensativo a la menor ocasión y suspira sin razón aparente de cansancio. No puede sacarse de la cabeza esa imagen, esa voz que le hizo sentirse desconcertado. La propia enfermedad impide que el individuo busque una explicación a este comportamiento, y hace que no se de cuenta de lo que le está pasando.
Después de esta fase, llega la definitiva, que comienza con el segundo contacto. En ese momento se muestran abiertamente todos los síntomas, con más o menos intensidad según la duración del encuentro, y ya se puede calificar al sujeto de “enamorado” (Así se denomina al que padece esta extraña enfermedad). Cuando se produce este segundo contacto, se siente de nuevo un sobresalto. El corazón va aumentando la velocidad de sus latidos hasta llegar al máximo, obligando al enamorado a respirar casi de manera entrecortada. Un agradable calor sube desde el estómago y se detiene en la cabeza. Las sienes laten violentamente, y desde el exterior se puede observar como las mejillas adquieren un peculiar color encarnado. Los escalofríos se suceden, atravesando la espina dorsal, y el sudor enfría las manos, que tiemblan ligeramente. Una alegría interna surge al exterior durante todo el encuentro, y permanece patente hasta unos minutos después, cuando el enamorado vuelve, poco a poco, a la normalidad. Entonces se incuba de nuevo la enfermedad hasta el siguiente contacto.
Cuando se padece amor, se sienten grandes deseos de estar con el ser “amado” (Así se denomina al que provoca esta extraña enfermedad). A menudo, dos seres pueden provocarse mutuamente amor. En este caso, los efectos son explosivos y hacen que los “enamorados” permanezcan siempre juntos, hasta que finalice la enfermedad. La duración es imprevisible, llegando a prolongarse, en muchos casos, toda la vida.
Otro caso diagnosticado, muy común, es la existencia de dos “enamorados” de un mismo “amado”. Cuando esto ocurre, las consecuencias pueden ser desastrosas, ya que la enfermedad hace que el “enamorado” esté dispuesto a todo con tal de conseguir a su “amado”, llegando a matar en algunas ocasiones.
Librarse de esta enfermedad es bastante difícil. Se puede ocultar, pero causa gran sufrimiento e impotencia. La única cura posible consiste en intentar olvidar al ser “amado”, lo que puede tener efectos secundarios tales como gran tristeza, desesperación, deseos de suicidio o pérdida de la razón. Después de un tiempo prudencial, si se ha logrado superar el tratamiento, estos efectos desaparecen, y el individuo vuelve a ser el mismo de antes. Pero entonces ha de tener mucho cuidado, pues el amor puede aparecer de nuevo al tener otro contacto con la persona que lo provocó. Si esto no ocurre, puede considerarse fuera de peligro.
Cuando se ha padecido amor, uno no queda inmunizado, sino que puede padecerlo de nuevo a causa de otro ser, o del mismo, repetidas veces.
Esta extraña y a menudo terrible enfermedad podría ser contagiosa. Hoy en día afecta a la gente cuando menos se la espera, y se ha extendido por todo el mundo provocando matrimonios, divorcios, asesinatos, nacimiento de niños, suicidios y locura. Así que tenga mucho cuidado, porque está ahí, y le puede atrapar en cualquier momento.

¡Sálvese quien pueda! ¡Epidemia de amor!

10 octubre, 2005

El efecto de Plutón

Buceando por la Red de Redes he encontrado un curioso artículo en una web de astrología. Y como, de alguna forma, está relacionado con el tema de mi blog, me ha parecido interesante comentarlo. Está escrito por un astrólogo y explica los efectos que Plutón está teniendo sobre nuestro país. Porque dicen que cada país tiene su signo del zodíaco, igual que nosotros. Según los que defienden esta teoría, España es Sagitario. Pues Plutón (según la astrología) está pasando ahora mismo por este signo (por desgracia para mí, debo añadir, puesto que es mi signo ascendente).
El efecto de Plutón es el de arrasar con todo lo viejo que se encuentra a su paso, obligandote a empezar de cero desde un punto de partida nuevo. Para poneros un ejemplo, un conocido mío que es del signo de Sagitario en poco tiempo ha visto su vida cambiada por completo. Ha roto con su pareja después de 11 años de relación, ha cambiado radicalmente de trabajo, de grupo de amigos y se ha mudado de casa. Las profundas y a menudo radicales transformaciones que provoca Plutón (a nivel interno y externo) pueden ser positivas o negativas, según cómo te las tomes. Porque haberlas, las habrá, eso seguro (je, je). Y como estamos hablando del planeta que más lentamente se mueve en astrología (por ser el más alejado de la tierra), se asegura de haber hecho bien su trabajo antes de irse.
Dependiendo de la parte de tu carta que toque Plutón, los cambios serán en un ámbito u otro. En mi caso, al pasar por el ascendente, se produce una tranformación en la personalidad, es decir, en el aspecto de nosotros mismos que mostramos a los demás y en nuestra forma de relacionarnos con ellos. En el caso de las personas de signo Sagitario, Plutón se encuentra encima de su Sol, es decir, de lo que identifican como su ser o consideran que son "ellos mismos". Aspectos desconocidos salen a la luz y transforman a la persona lenta y paulatinamente.
El artículo que os mencionaba al principio habla del efecto tranformador que, según el autor, está produciendo Plutón en España, poniendo como ejemplo acontecimientos recientes y situaciones actuales. Si os interesa echarle un ojo, aquí está el link: España y Plutón

El Tarot y el Viaje del Héroe

Es el libro que tengo entre manos en estos momentos. Aunque se supone que alguien en paro tiene mucho tiempo, creedme si os digo que me cuesta encontrar un hueco para leer. Es increíble la capacidad que tenemos algunos de mantenernos ocupados a toda costa.
Hacía tiempo que buscaba un libro sobre tarot y me ha costado años encontrarlo. Lo sé, en cualquier librería hay cientos de títulos "sugerentes" del tipo: aprende a echar las cartas, adivina tu futuro, etc... Pero yo no estaba buscando ese tipo de esoterismo barato. Yo quería un acercamiento a las cartas desde el punto de vista iniciático y psicológico, en la línea de los libros de Astrología que he leído. Una vez más, me encontré con un libro con referencias al psicólogo C. G. Jung, que en los años 60 creó escuela con una nueva corriente de pensamiento sobre la psicología y la espiritualidad humana.
El autor del libro, Hajo Banzhaf, analiza de forma sencilla pero profunda los 22 arcanos mayores del Tarot, explicando su simbolismo, que ha inspirado a millones de personas durante tantos siglos. Relacionando las cartas con la mitología, las leyendas de diferentes pueblos antiguos y los cuentos de hadas, el autor nos propone un viaje a través de los ojos de un héroe. Pero este viaje no es ajeno al lector. Se trata del viaje que cada uno protagonizamos, en nuestro proceso de maduración psicológica y evolución espiritual.
Las cartas representan cada una de las etapas de este viaje arquetípico hacia el conocimiento de nosotros mismos y del mundo que nos rodea. A medida que pasas las páginas, no puedes evitar sentirte identificado con esas etapas o "estados del alma", en los que sin duda nos hemos encontrado todos. Se trata de un libro muy especial, que te presenta al Tarot como una ayuda más para entenderte mejor y una guía en el oscuro camino hacia el conocimiento espiritual. En definitiva, un texto recomendado para mentes inquietas y para los que tienen perjuicios hacia las mal llamadas "artes adivinatorias". Os aseguro que cambiaréis de opinión.
Por cierto, tengo a la cola otro relacionado con éste, de una psicóloga seguidora de C.G. Jung, que promete ser más denso, pero no menos interesante. Se llama "Jung y Tarot". Ya os contaré cuando me lo lea.

El Método


El método es una película española con un excelente reparto (Carmelo Gómez, Eduardo Noriega, Eduard Fernández, Natalia Verbeke, Najwa Nimri, Ernesto Alterio, Adriana Ozores, Pablo Echarri) que demuestra que no es necesario un gran despliegue de medios para hacer buen cine. Las casi dos horas de metraje transcurren dentro de un despacho donde siete aspirantes a un alto cargo ejecutivo deben enfrentarse entre sí para demostrar que son el candidato más idóneo para el puesto. Pero para ello tendrán que superar el método "Grönholm", un conjunto de pruebas psicológicas que pondrán a prueba su capacidades y debilidades.
Mientras en el exterior una manifestación antiglobalización desata el caos, los personajes se enfrentan los unos a los otros utilizando sus mejores armas, dispuestos a machacar al contrario con tal de conseguir su objetivo. Poco a poco, la lucha irá subiendo de tono y veremos la personalidad de cada uno en su máxima crudeza. Los débiles van sucumbiendo, pues sólo puede quedar uno.
La película hace, a través de las conversaciones entre los personajes, una crítica al sistema de valores de nuestra sociedad y al espíritu despiadado del mundo empresarial. Pero además, nos permite observar hasta dónde puede llegar el ser humano bajo presión (es capaz de muuucho más, os lo aseguro. Léase, por ejemplo, "Ensayo sobre la ceguera", de José Saramago).
En resumen, una película muy interesante con unos actores que bordan su papel. A destacar las interpretaciones de Ernesto Alterio (genial) y Eduard Fernández, que da verdadero asco en su papel de machito español sin escrúpulos.

07 octubre, 2005

Yuki o Kyo, el por qué de la elección imposible


Después de varios intentos durante años, al final una amiga mía fanática de los mangas japoneses ha conseguido que me enganche a una serie llamada "Fruits Basket". Creo que aún se está vanagloriando de su éxito, mientras yo devoro cada uno de los tomos que aparecen periódicamente. Para los que no la conozcáis, la historia trata de una chica, Tooru Honda, que por avatares de la vida acaba viviendo en casa de la familia Soma, cuyos miembros están poseídos por los animales del zodíaco chino. Esto hace que cada uno se tranforme en su animal del zodíaco cada vez que abraza (voluntaria o accidentalmente) a alguien del sexo contrario. Pero éste no es el único misterio que rodea a la peculiar familia Soma. Tooru irá conociendo poco a poco a cada uno de sus miembros y el oscuro pasado que esconde la mayoría de ellos.
Pero lo más interesante de esta serie, en mi opinión, es observar el carácter de los personajes, que responde a las características del signo del zodíaco en el que se transforma cada uno, y compararte con el personaje que representa tu propio signo. A este respecto, he de decir en mi defensa que sólo me siento parcialmente identificada con Ayame, la Serpiente (¡está como una regadera!).
Por otra parte, una de las tramas principales del manga, es el enfrentamiento entre Yuki, apodado el príncipe, y poseído por la Rata del zodíaco, y Kyo, el Gato que, según la leyenda, fue engañado por la rata y llegó tarde a la fiesta donde se reunieron los 12 signos del zodíaco. Tooru entabla una estrecha relación con ambos, a pesar de que ellos no se soportan. A medida que pasan los capítulos, te das cuenta de que Tooru tendrá que elegir entre uno de ellos tarde o temprano, y te empizas a plantear con quién se quedará. Pero la elección no es fácil. Si en un tomo te decantas por el enigmático y atractivo príncipe Yuki (la Rata, a la izquierda del dibujo), al tomo siguiente te rindes al fuerte carácter y los encantos del rebelde Kyo (el Gato, a la derecha en el dibujo).
Aunque parezca increíble estos dos encienden pasiones entre las lectoras femeninas y tienen cada uno su propio club de fans en internet. ¿Quién diría que un personaje de manga puede resultar atractivo? Eso mismo me preguntaba yo hasta que en la tierna edad de 13 años conocí a Trunks, el hijo de Vegeta y Bulma en Dragon Ball Z. No me avergüenzo de decir que ¡Estaba muy bueno!
En el caso de Yuki y Kyo, me es imposible elegir. La razón es muy simple: juntos forman al hombre perfecto.

06 octubre, 2005

Los lunes al sol o qué malo es estar parada

Lo qúe hace el aburrimiento... Llevo parada exactamente 3 meses, 5 días, 18h y 42 min. Es desesperante de verdad. Desde que acabé los estudios no había estado parada. Como siempre, piensas que eso nunca puede pasarte a ti hasta que ¡zas! entras a formar parte de esos números que dan por la tele todos los meses. Es como otro mundo. Los días son laaaargos, por las noches no tienes sueño porque no has tenido actividad en todo el día, te sientes una marujilla como tu madre. En fin, todas esas delicias que van asociadas a la vida inactiva o la jubilación. Pero hay que mirar la parte positiva. No tengo estrés. Pero me había acostumbrado tanto a él que parece que ahora me falta algo. He pasado de tener responsabilidades, a ser la encargada de poner la lavadora o luchar contra el polvo que insiste en instalarse bajo de la cama. También tengo más tiempo para mí. Eso me dicen, al menos, los que quieren animarme. Pero ¿qué significa eso exactamente? ¿Que tengo más tiempo para mirarme la celulitis y sacarme los defectos? ¿Que puedo analizar mi maravillosa vida con detalle y deleitarme con mi situación actual? Una cosa está clara. Pensar mucho es malo, al menos en mi caso.Por otra parte, al entrar en este mundillo conoces a unos individuos muy curiosos. Esas personas que, como tú, van por la calle cuando los ciudadanos con suerte están en el tajo. Y es triste decirlo pero... la mayoría son (bueno, somos, snif) mujeres. Y en la oficina del paro te das realmente cuenta de la cantidad de gente parada que hay. Y de la pachorra de los funcionarios. Vamos, que cuando tienes 40 números delante y llegan sin prisa pero con pausa de almorzar, tú sólo piensas en lo injusto que es el mundo que da trabajo a quien no tiene ganas de trabajar, y se lo restriega a los parados como tú.Y buscas en internet, y en los periódicos y alertas a tus conocidos de que te avisen si saben de algún trabajo. Pero parece que justamente tu ámbito profesional es el único que no tiene ofertas en ese momento. De repente, añoras a ese jefe que te puteaba hasta el extremo, y como si de un ataque de furia masoquista se tratara, deseas volver a escuchar sus gritos y hacer horas extras por amor al arte. Lo dicho, qué malo es estar en el paro.