31 diciembre, 2005

Los 2 lados de la cama

Comedia en estado puro. De nuevo Emilio Martínez Lázaro nos deleita con esta tronchante película que no cumple para nada el tópico de "segundas partes nunca fueron buenas". Sin atreverme a decir que supera a su predecesora, confieso que me reí tanto o más con esta continuación, donde se echa en falta a Paz Vega (no me gusta nada cómo actúa Verónica Sánchez).
Antes de meterme en la sala de cine, me preocupé en leer comentarios acerca de la peli en algunas revistas. En una de ellas, se anunciaba una escena que prometía superar a la pesadilla del ya clásico "niño melón", cosa que me negué a creer. También es cierto que el niño melón, siendo el símbolo de El otro lado de la cama, tenía que aparecer de alguna manera en el nuevo film. Pero creo que la última escena de esta secuela podría compararse en nivel de risas a la de la famosa cabeza de melón.
Adoro a Ernesto Alterio, me parto con él. En la primera parte ya destacaba, pero desde que le ví en El Método descubrí su enorme bis cómica. En esta se sale de la pantalla. Y la química con Willy Toledo es total. Sin ellos esta película no sería lo que es. Esas miraditas que se echan (improvisadas, según el director) demuestran que los dos actores se conocen desde que tenían 15 años.
Si en la primera parte eran los chicos los que mariposeaban y se negaban a comprometerse, en la segunda son las mujeres las que llevan la voz cantante. Y ya se sabe que nosotras siempre somos más retorcidas e imprevisibles que los hombres...
La escena en la que Alterio sentado en su mecedora se pregunta qué narices les pasa a las mujeres de hoy en día es una buena muestra de como la mujer está cambiando su papel en las relaciones y está asumiendo su sexualidad dejando a los hombres, en muchas ocasiones, desconcertados.
Excitante la escena del trío y patéticos los intentos del Alterio de pillar cacho con la escusa de "Es que estoy mal". Con el chantaje emocional el tío se pone morao.
En cuanto a las canciones y coreografías, me parecen un calco de la primera parte. El formato ya no es una novedad y las canciones no están tan integradas en la película, ni vienen tan al pelo como en la primera parte.
Lo mejor: la pareja Alterio-Toledo y la última escena de la película
Lo peor: Verónica Sánchez, en especial cuando canta
Resumen: hay que ir a verla pero ya

No hay comentarios: