16 abril, 2009

Pedid y se os dará

Una vez más, el destino acude en mi ayuda y, cuando estaba a punto de renunciar a mi carrera, me manda una señal para alentarme a continuar.
A principios de marzo, iba a finalizar mi baja por maternidad y estaba buscando como loca ofertas de empleo en Internet de lo más variopinto: administración, secretariado con idiomas, sector de las ONGs, etc. Y un buen día me llaman para comunicarme que posiblemente me llamen de una bolsa de empleo en la que figuro desde el 2003. Esta bosa no suele moverse casi nada. De hecho, sólo hemos trabajado a través de ella 2 personas. Además, nunca suelen llamar a estas alturas de año, por lo que fue una sorpresa inesperada y muy agradable. Ahora estoy trabajando.
Como ya comenté en la entrada anterior, no es la primera vez que me he encontrado en una encrucijada laboral y la vida me ha empujado a seguir en la misma dirección. Siempre que me siento perdida, confusa o estoy indecisa con respecto a una disyuntiva o problema importante, sea de la índole que sea, pido a la parte de mí que sabe, la parte espiritual, que me guíe en lo que más me convenga. Os aseguro que siempre he recibido una respuesta. Pedid y se os dará.
No todas las respuestas son las que esperas o te gustarían, pero ¿quiénes somos nosotros, con nuestra estrechez de miras, para cuestionar el plan que el universo nos tiene a todos reservado? En este plan, todos estamos conectados y nuestras decisiones y actos influyen en los demás más allá de lo que podamos llegar a imaginar. Me dejaré llevar, pues, por el río de la vida, porque no tiene sentido nadar contracorriente. Me dejaré mecer dulcemente cuando los meandros zarandeen mi barca. Pues al final del viaje, está el mar. Allí, todos los ríos se encuentran. Allí, todos somos uno.