24 octubre, 2005

Belly Dancing Queen

Parece que fue ayer cuando empecé la primera clase de la antiquísima danza oriental, más popularmente conocida como "danza del vientre", pero ya llevo 8 meses moviendo el "cucu". Al principio parecía imposible imitar los movimientos de la profesora. Este tipo de danza te exige mover músculos que no sabías ni que existían, principalmente de la espalda y las abdominales. La cadera realiza giros desconocidos y el cuerpo se ondula al ritmo de música árabe.
Cada vez que ves un nuevo paso piensas "imposible, yo no puedo hacer eso". Pero la práctica hace milagros y después de una hora retorciéndote delante del espejo y ordenándole a ese músculo que se mueva sin resultado, consigues localizar la parte de tu cerebro que gobierna ese maldita zona.
Lo más complicado, a mi entender, es separar el cuerpo en dos partes, delimitadas por la cintura, y moverlas por separado, sin que el resto acompañe. Y luego está Shimmi, ese movimiento en el que la bailarina bate la cadera arriba y abajo a una velocidad increíble pero, eso sí, sin mover el resto del cuerpo. En estos momentos me es imposible mantener ese paso más de 10 segundos. Al preguntarle todas a la profesora cómo es capaz de mantener vibrando la cadera indefinidamente contesta: "práctica. Haced esto cuando habléis por teléfono, cuando cocinéis, cuando veáis la tele..." Así que ahí me veis a mí por casa como una tonta moviendo el culo mientras plancho. Y la cosa no acaba cuando logras controlar el Shimmi en sí, porque luego tienes que hacerlo mientras avanzas o haces otros pasos de baile.
Es una disciplina difícil, pero vale la pena intentarlo por lo bonita que es. Creo que es muy recomendable para todas las mujeres, independientemente de su condición física. La danza oriental nos invita a descubrir y a expresar nuestra sensualidad y energía femenina, ayudándonos a mejorar nuestra autoestima y a mantenernos en forma de manera divertida y sin grandes esfuerzos aeróbicos. ¡Animaros chicas! Además, os aseguro que vuestros chicos no protestarán.

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