04 junio, 2010

El adiós de los "Perdidos"

Por fin he visto el final de una de las series que más me ha tenido enganchada en los últimos años: Lost (Perdidos). He necesitado un día entero para asimilar y analizar todo lo que sus creadores han intentado explicar en un doble capítulo lleno de emociones y preguntas sin respuesta.
Más allá de los misterios y sucesos sobrenaturales que acontecen en la isla, en mi opinión, "Perdidos" es una serie que habla de las personas, de cómo somos y de lo que somos capaces de llegar a hacer en situaciones extremas. En la primera y segunda temporada nos vamos sumergiendo en las vidas de sus personajes y en las relaciones entre ellos, y nos damos cuenta de que no son tan diferentes a nosotros. Todos tienen sus virtudes y sus defectos. La serie combina de manera magistral el presente y el pasado, haciendo que entendamos que todos actuamos de cierta manera por lo que hemos vivido o aprendido en nuestra vida. Hasta el comportamiento más ruín tiene su por qué, y aprendemos a entender y aceptar a cada personaje tal y como es.
Está claro que era un reto muy complicado atar todos los cabos y dar todas las explicaciones necesarias y sinceramente, me ha gustado el toque emotivo y espiritual con el que han decidio cerrar la serie.
La historia de Jacob y su hermano nos recuerda a Caín y Abel, a Dios y al Demonio, a la eterna lucha entre el bien y el mal. Para mí es una metáfora de lo que existe dentro de nosotros mismos: dos naturalezas que están en constante pugna. La luz brillante del interior de la isla para mí es la energía que subyace en todo lo creado y que posibilita la existencia de la vida (Dios). Si esa luz desaparece, todo lo creado (simbolizado por la isla) también.
En cuanto al limbo en el que se reencuentran los personajes y donde recuerdan su vida en la isla, hemos oído muchas veces que cuando alguien muere se reencuentra con sus seres queridos y revive los asuntos que cree haber dejado pendientes. Una característica de los personajes es que todos, de una forma o de otra, estaban solos, "perdidos" de alguna manera o tenían alguna carencia al llegar a la isla, y lo vivido allí se convierte para ellos en lo más importante de sus vidas. Es de lógica que cuando mueran se encuentren. En esta especie de limbo, inconsciente de lo que ocurre, cada uno intenta redimirse de sus errores, hasta que finalmente encaja todas las piezas, se reencuentra con todos los que significaron algo para él y puede, por fin, ir en paz.
La serie termina como empezó, retomando el protagonismo de Jack, el héroe previsible, al fin seducido por la isla, en esta fábula llena de fantasía, pero que alude claramente a nuestra realidad como seres humanos. Me quedo con la escena en la que Jack, apenas con un hilo de vida, sonríe al ver volar el avión por encima de su cabeza, y ese primerísimo plano de su ojo cerrandose para siempre.

No hay comentarios: